ORÍGENES

26 noviembre 1992

San Andrés: Arte y silencio
noviembre 26, 19920 Comments

Un poco más allá de Prádanos de Ojeda, en un remanso del camino que conduce hacia la localidad de Alar del Rey, se encuentra San Andrés de Arroyo. Dice el periodista Fernando Gallardo que el claustro del siglo XI, por el que sentía gran aprecio Manuel Azaña, es un remanso de silencio. 



Las monjitas me reciben el día de la boda de mi hermana, cinco de ellas hermanas a su vez de su suegra, y una, Delia, la priora, tía de Pili Cajigal, la de San Salvador. Casualidades que, quien escribe de cuestiones, a veces emponzoñadas de política, venga a caer en este remanso, orilla de montaña, donde se labra bamba y socorrito.

Y es cierto. Allí el silencio impone más que el arte. Los arcos, las columnas, los grabados en las piedras, todo es admirable, pero la fuente del patio entona los maitines con destreza, sin pausa, haciendo que el silencio que se imponen estas madres bernardas no sea tal que hasta las fuentes enmudezcan.

Me conducen por un largo pasillo hacia la sala de visitas. No pregunto. Observo a las monjas que me observan, que indagan con suma delicadeza sobre nuestras vidas. En el monasterio de San Andrés de Arroyo, no hay penas y, si las hay, procuran encubrirlas para que no se noten y el cierzo las derrita.

Una imagen de conformidad que dista mucho de esa otra que en la capital vive un señor, o dos señores, todavía no se sabe, a los que les han tocado 400 millones, o la que en Herrera de Pisuerga se ha desatado con la fuga del alcalde Rivero. ¿Será verdad que hay tanta mafia en el entorno?

Como para la muerte no se necesitan alforjas y la vida es un camino que pasa veloz, comprendo hasta cierto punto la felicidad en la que viven las monjitas.

Con esta escapada hacia el llano me aíslo y me repongo como ellas de tanta corruptela, de tanta malversación y marea negra como brota a diario.

Estaban todas. Todas salieron a recibirnos y para todos hubo palabras dulces, tan dulces como los frutos de su obrada.

San Andrés de Arroyo no es sólo un claustro donde el arte se imponga a quienes con devoción lo enseñan y lo guardan. Es, principalmente, un rincón de provincia donde vive y trabaja con una ilusión propia de los niños, una comunidad cristiana.

©Froilán De Lózar para la sección "Cuadernos de Montaña"
 "El Norte de Castilla"




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05 noviembre 1992

Piedad Isla
noviembre 05, 1992 2 Comments

No ha sido mujer de un día. Ni una mujer cualquiera. No es un secreto para nadie que Piedad Isla pertenece a esa parte del pueblo que ha luchado codo a codo desde el principio al fin por las cosas en las que creía. Desde su estudio fotográfico en Cervera de Pisuerga, ha proyectado la montaña más allá de nuestras fronteras.




Con enorme sacrificio, ha dado vida a un Museo Etnográfico y ha puesto el punto sobre la llaga en muchos engorrosos asuntos. Por citar algunos: la declaración de Conjunto Histórico Artístico para la villa cerverana y la lucha en contra del pantano de Vidrieros.

Las personas que, como ella, se mueven mucho, generan inquietudes en su entorno y también, por qué no decirlo, enemigos. Piedad sabía que con un negocio en un pueblo pequeño, corre un riesgo muy grande si se mete en política o, quien dice en política, dice también en asuntos sociales, tal puede ser el caso de "Cervera Más Allá". Recuerdo una fuerte polémica, a propósito de la urbanización, donde también salió malparado el humorista "Peridis".

Piedad, que también colaboraba en "El Norte de Castilla" y que, como digo, no es mujer de un día, asumió con una entereza digna de admiración todos estos peligros, y dijo sí, cuando pensaba que sí, y dijo no cuando creyó que había que decir no.

Isla en la Montaña ha sido la propulsora eficiente de una imagen sin par. Y lo digo sin compromiso alguno, cuando apenas he intercambiado tres palabras con ella. Piedad va a recibir un caluroso homenaje de sus compañeros, a los que me sumo con estas breves letras desde mi estudio fotográfico en Bilbao.

Hace unos días, cuando yo preparaba el prólogo para el catálogo de un fotógrafo en Santurce, me llegaba la noticia del homenaje que se le estaba preparando a Piedad en Palencia. Y he querido contribuir en la medida de mis posibilidades.

Para la sección "Cuaderno de Montaña" del "Norte de Castilla"
En la imagen: Piedad Isla en moto, a la entrada de San Salvador

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20 octubre 1992

Broco
octubre 20, 19920 Comments

Un intelectual, Manuel Broco Barredo, escribe acerca de los mineros de Asturias, en una pequeña e interesante revista que edita el grupo madrileño Cero. ¿Qué le está permitido desear a un minero de Mieres? -se pregunta. Todos los mineros, los de Palencia también, se preguntan muchas veces por su vida, por su futuro, cuando las minas cierran, condenados como están a eso que llaman silicosis.


Mi amigo Vega Antuña, que contaba historias de la nieve en aquel famoso «Cimbalillo», y que regentó el economato de las minas en San Salvador, además de llevar la gestión de las de Castrejón de la Peña, sabe mucho de lo que pasa fuera de la bocamina. Por su parte, Lorenzo, el del Campo, un picador de primera retirado por respirar en las cavernas de la "Eugenia", sabe todo lo que pasa dentro.

La Montaña Palentina se ha llenado de luto muchas veces. Ha muerto mucha gente en situaciones confusas, trabajando en condiciones infrahumanas, boquetes laterales por donde justo entra el cuerpo y la herramienta. Se cava de rodillas o tumbado y no hay seguridad que valga. Algunos jóvenes, en los últimos años, han hechos de tripas corazón y se han ido galería adentro, como hicieron sus padres, tal vez para seguir viviendo. No saben, ni se imaginan, que eso que llaman silicosis les ha comido los pulmones y ya no queda aire bastante para ellos en el mundo. No en vano, he visto la agonía de Vidal, padre de mis amigos, y la de Pepe; viví de cerca, siendo corresponsal del desaparecido «Noticias de Palencia» la noticia de la muerte del picador de 24 años, Ramón Otaola; estaba allí cuando me comunicaron la de Julio Torres, unos años después, la de Vicente, y la de su hermano, y la de tantos otros que lo dieron todo por la mina y en ella encontraron el pago más injusto.

Es ley de vida. Los mineros de Palencia saben muy bien la historia: la de dentro y la de fuera.

@Para la sección "Cuaderno de Montaña" del "Norte de Castilla".
@Imagen de Estalayo, explotación en Areños.



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06 octubre 1992

Una casa en Pineda
octubre 06, 19920 Comments

Un paseo por la memoria. Casi daba por hecho entonces, el nuevo pantano que finalmente no se hizo. He vuelto al Curavacas. Caloca, al otro lado de Casavegas, ya tiene carretera. Tantos años, tantos gobiernos y ha sido el polémico Hormaechea el que ha puesto un servicio imprescindible en aquella parte de la montaña. A éste le echan los tejos porque ha dilapidado una fortuna en cosas para el pueblo, mientras otros se llevan las comisiones y aquí no pasa nada. 



Caloca es el punto álgido de la belleza suma. Más arriba, en Pineda, conviven todas las etnias de Pernía. Tañuga y Secarro, puertos de Lores; Pomar, de San Salvador y el puerto de Cortes, de los Quinitos de Lomeña, pueblo del Ayuntamiento de Pesaguero. Puertos, todos, donde se sigue alimentando la trashumancia.

Cuentan los más viejos del lugar, lo ocurrido un cinco de junio, nadie me ha precisado de qué año. Nevó y trashumantes y vecinos de los pueblos tuvieron que bajar con su ganado. Nuestro puerto termina en la Collada de Dobres y la «Mesa sin Pan», es la línea divisoria entre Pomar y Cortes.

Lo cierto es que en el «prao» -que llaman-, allá por donde culebrea el río «Aruz», que nace en el collado del mismo nombre, cerca de la peña Cuchilluda, mi pueblo ha levantado una casa con servicio y habitaciones, para que pastorear el ganado no sea una labor de unas injustas y casi inservibles quince mil pesetas al mes, que es la cantidad que cobran muchos pobres pastores. Pineda es, junto al resto de puertos que he citado y los de Arbejal y Resoba, más abajo, un parque natural de un valor incalculable. Ni los propios pueblos saben el valor que allí tienen.

No soy ecologista. Cuatro veces, acaso alguna más he admirado la grandeza de Sierra de Alba. Alguien habla de un pantano gigantesco en Vidrieros y me asusto. No por los diez chalets que por encima de este pueblo han construido, ni por las tierras, exentas de contribución, ni siquiera por los vecinos, que están esperando soluciones sin pronunciarse demasiado. No me asusto por la carencia de agua que pueda representar para los del sur la no construcción de este pantano. Los del norte se están sacando solos las castañas del fuego y en esta situación, nadie, sino ellos, merere disfrutar de un digno acuerdo.

Yo lo siento por la Casa de Pineda que es un rincón de paso excelente para el ganado trashumante y para el nuestro. Las aguas que inunden este valle, limitarán en gran manera el servicio que ahora presta a quienes siempre le cuidaron. El agua es un bien público, ahí lo tienen, ahí baja cristalino, puro cien por cien, a Camporredondo va directo, que lo aprovechen, que ya vendrán años más húmedos.

Ya sé que es un escrito, verdad, que nada vale, pero Palencia tiene una montaña a la que algún día los políticos tendrán que prestar la atención y el cuidado que merece.



Para la sección "Cuaderno de Montaña" del "Norte de Castilla"Imagen de Pumar59, Chozo en Pineda, 2013. 

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01 octubre 1992

Caminos
octubre 01, 1992 2 Comments

La asociación cultural «Pernía», cuyas actividades, por muchos conceptos, se han visto mermadas en los últimos tiempos, hizo saber, a través de un comunicado, la situación de la carretera comarcal 627 -Burgos-Potes-, en el tramo comprendido entre Cervera y Piedrasluengas. Dicha situación se viene prolongando y agravando desde hace varios años, deterioro acentuado por los duros inviernos que afectan a la zona de montaña. La ejecución de la obra, proyectada para 1992, lleva camino de no cumplirse -me susurran- hasta el 94.



Lo que sí se ha cumplido es el pronóstico de la asociación y de todos estos pueblos, que temían el agravamiento del estado del firme, influyendo en el desarrollo normal de esta comarca. Hace varios meses, los encargados de esta materia en el Gobierno cántabro declararon que ellos no permitirían recortes. Aquí, que yo sepa, nadie ha hecho declaraciones a este respecto, a excepción de Mañueco y fuera de esta zona; es más, aquellos, apoyados ahora por el gran Hormaechea -a saber lo que puede durar- han señalado su intención de volver a poner en marcha el proyecto de la carretera Reinosa-Potes, parte de la cual atravesaría nuestra montaña, a lo que los ecologistas, siempre metidos en camisas de once varas, habían dicho que no, como los de la Junta. Yo creo que si el proyecto se llevase adelante, el éxito estaría asegurado por muchas razones, aunque una sola sea la principal: Las vías de comunicación son esenciales y por ellas se mide el ritmo de un país. Si la comunicación es mala, el comercio se retrasa milenios. Pero no pretendo meterme en materia económica.

... Si fracasó el proyecto de una vía de comunicación entre Perapertú y el Valle de la Castillería, con la que todos los pueblos del contorno quedarían a muy pocos kilómetros de Reinosa; si, como parece, los planes de una carretera desde Cervera a Piedrasluengas pueden venirse abajo; si a estas comarcas no les quedan más caminos que los que tienen y los que tienen son caminos de cabras; si además, nos dicen en Madrid que esta región ha devuelto dinero como en tiempos de Franco, porque no sabían en qué gastárselo, la cosa tiene un fuerte sabor a ineficacia. Dice el socialista Jesús Quijano que, «el gobierno regional tiene importantes competencias para mejorar la calidad de vida en nuestros municipios». ¿Para qué sirve la competencia, si aquí no han llegado las mejoras? Cómo se lo diríamos nosotros, señores presidentes de todos los gobiernos, de todos los partidos: la montaña palentina lleva años esperando que ustedes hagan algo por ella, para que los que aquí viven, se encuentren de cara con la Constitución y reciban los derechos de los que ustedes hablan.



Para la sección "Cuaderno de Montaña" del "Norte de Castilla".
Imagen de Pumar59.


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01 agosto 1991

Nieve en la prehistoria
agosto 01, 19910 Comments

"¿Las regiones atacadas por las nevadas no están en lugares que conocen temperaturas baje cero y heladas durante tres o cuatro meses al año, desde que los osos campaban por sus respetos en la península? ¿Cuándo vamos a dotar de una suficiente estructura de limpiezas de carreteras y mantenimiento de los servicios a estas poblaciones?".






ESTE ARTÍCULO FORMA PARTE DEL LIBRO
VER DOS VECES LAS COSAS
FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020
[321 LECTURAS]




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31 julio 1991

El eclipse
julio 31, 19910 Comments

Ha pasado el tiempo veloz y llega otro verano al norte, a los pueblos. No hace mucho; en una conferencia, en Bilbao, se dijo que, lo del verano y lo del pueblo era una mentira. Que la gente que tenía pueblo, venía a él porque no tenía dinero para irse más lejos, en avión y de hotel, a ver cosas extraordinarias, a probar comidas exóticas y no a comerle el jamón y el chorizo al pobre padre, y a tirar de su dinero y de su paciencia cargándole con los nietos. No es bueno presumir de lo que no se tiene, le podríamos haber rebatido al indigno conferenciante. A propósito, uno de tantos, metido en esa cadena misteriosa que tanto prolifera y que en fechas recientes ha sido denunciada por la Asociación de Consumidores de España. Podíamos situarle en el ejemplo de quienes no pudiendo se cargan de préstamos para ir de vacaciones por el mundo. Ese no es un modo grato, porque le vamos a recordar buena parte del año por lo que nos cuesta y no por lo que nos dio.





Uno siempre viene a parar a los comienzos, a los recuerdos, a la niñez. Esto, dorado con lo otro, si que es un lujo. Uno vuelve al hogar, porque viven aquí sus seres queridos, sus amigos de otros años, sus recuerdos de otro tiempo y no hay nada que cargar, porque el lomo, cuando la amistad es buena, lo ponen los padres con la mejor de las devociones, anhelando recibir a sus hijos, y sentar en sus rodillas a sus nietos, y sufrir, también eso es verdad, durante ese mes de vacaciones, alguna que otra pesadilla, porque, los niños, ya se sabe, son niños, y los viejos ya no tienen el aguante y el humor de aquellos otros años.

Uno viene al pueblo para descargar tanta hora muerta de ciudad, tanto nicho, que alguien llamó, tanta carrera para nada. A llenarse de prado, de río, y de belleza, sin pretender hallar grandes tesoros, para disfrutar de una grata merienda en compañía de sus padres y hermanos. En el pueblo no se oculta nada; en todo caso, se descubre algo; mucho de lo que nos hizo ser como somos, pensar como pensamos, y embobarnos de cosas simples, con mínimos detalles, hurgando curiosos en la vida de quienes quedaron a este lado, moviendo la brasa de la lumbre para conservarnos el rescoldo. Cada verano nos da una lectura nueva, pero no muy distinta del verano anterior. Decía un novelista y médico franco-canadiense: "Los años cuentan poco para la tierra que cultivamos y ésta enseña, a quienes dependen de ella, que apresurarse no sirve para avanzar". Ha pasado el tiempo, lo notamos en quienes nos rodean; muchachos que han ido creciendo, que han tomado responsabilidades mayores; costumbres que han desaparecido, caras nuevas..., pero la tierra tiene imán, tiene poder, y regresamos a ella porque en su interior nos encontramos llenos de nuevo aire, recuperamos fuerzas, repasamos momentos gratos y nos encontramos con otra gente que con las mismas o parecidas motivaciones, han regresado un año más a la montaña palentina. Acaso no sea este un buen momento para llenar media página de periódico con sentimentalismos, aunque me consta, y eso para mí es muy grato, que hay lectores asiduos, no importa mucho el número, de cuanto en ellas se viene meditando.

Ellos saben la ilusión que produce el contacto con el pueblo y sus gentes, metidos de lleno en las faenas del verano. También se echará una mano, cuando proceda, en compensación por su recibimiento y acogida, pero que nadie nos venga con batallas. Digamos, para adornarlo, que la montaña es un eclipse. Por desgracia, padece el oscurantismo de quienes deben vestir sus carreteras y arreglar su situación, antes de promocionarla por la provincia y por el mundo: Por suerte, posee cualidades que mantienen su imagen tal y como siempre fue; se han coloreado sus calles y sus casas, se han creado panorámicas nuevas, y ahí está el verano como prueba de que esto hace llamada por sí solo, cada vez a más gente, de aquí y de fuera, porque, los pueblos, el mundo, deben abrir sus puertas, procurando estrechar lazos de amistad con otros pueblos, sin olvidar el propio; y que unos aprenden de otros, y respeten su historia. Por suerte, este no es un eclipse que venga y se vaya en unos minutos; no es este un eclipse para el que necesitemos gafas especiales, un billete de avión, o el consuelo de verlo a través de la televisión. Esta es una tierra bendita, lo digo convencido, a falta de una buena mano de pintura, que incluya muchos de los servicios que ahora sé debaten entre la vida y la muerte.

Esta tierra, la franja de la que hablo, está llena de eclipses que no pueden verse, pero que influyen poderosamente en el ánimo de los vecinos, energía oculta que prende en los visitantes, preguntas sin respuesta que se quedan atrapadas en la oscuridad que aporta la lejanía. Venimos y asumimos como nuestros padres y amigos la apatía que aquí reina, y nos contagiamos de ella. Es el eclipse local; el alejamiento paulatino que la comunicación -dichosa paradoja- ha ido aportando a la convivencia. Ibiza, y el resto del Sur está quemado porque allá van en tropel las masas. Europa queda más lejos y no está al alcance de todos los bolsillos.. Aquí, como quien dice, a la vuelta de la esquina, está la casa que dejamos, en un pueblo pequeño, donde todos, más o menos, se conocen y se entienden, donde se descarga el agobio y la prisa que la ciudad produce; donde se revive, en familia, un eclipse impuesto también por la distancia.

DIARIO PALENTINO | VUELTA A LOS ORIGENES
© Froilán De Lózar para "Diario Palentino"
Imagen: @Pumar59, 2013


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