Como en Marinaleda

Quisiéramos aquí, disponer de una voz como en Marinaleda, para luchar como lucharon ellos, para unirse a los que tenían menos, a quienes -como dijo el mentor- hasta les habían robado la palabra. Era necesario instaurar un poder contra el poder, un pódium para que remontase la voz hasta aquellos que gobernaban en los sitios más altos.

 


Siempre se ha dicho, y así lo creo también, que un alcalde, cualquier alcalde, tiene mucho poder. Y ha de saber canalizarlo como ellos hicieron, enfrentándose si era preciso a los otros poderes, "porque el poder no es neutro", una lucha en su caso, contra el inmenso poder de la burguesía representada por el Estado, por los grandes terratenientes o la Unión Europea.

En una tesitura similar se encuentra, digamos, la Asociación Pro-Hospital comarcal de Guardo que, conociendo ya los entresijos del poder, después de abandonarse a las promesas de Presidentes y Procuradores, le ha echado un pulso a la Casa Real para que medie. Sandra, en su crónica del pasado viernes, no podía expresarlo mejor:

"Su Majestad, que ha quedado enterada del contenido de la carta…"

Es decir, que esa carta no le llegó a la Reina. Se entiende que hay un séquito para abrir las cartas, leerlas y resumirlas al gusto de los respectivos intérpretes, muy probablemente, resumida y ninguneada de camino a Madrid, por lo que me temo que tampoco le llegará la decisión que se adopte en este caso porque los Reyes no gobiernan.

Parece como si el problema no les afectara a las autoridades de estos lugares, a diferencia de Marinaleda, donde son las autoridades las primeras en ponerse a la cabeza de la manifestación. Esa es la diferencia que a ellos les dio tantos triunfos y a nosotros tanta despoblación.

No hay unanimidad. No hay consenso. Nacen asociaciones por despecho, como retando no sólo a quienes gobiernan desde Valladolid, sino a quienes padecen también las mismas plagas y que, por ideologías y pensamientos diferentes, parecen decididos a permanecer al margen, dispuestos a soportarlas mientras vivan y a dejarlas como herencia a quienes queden.

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