ORÍGENES

06 junio 1999

Asomados a esta tierra
junio 06, 19990 Comments


Nada que ver con los nacionalismos. Nada. Ni una palabra. Ni una mirada. Ni una pizca de comprensión hacia sus pautas. Para mí hay un mundo ahí afuera sin hogar y sin patria, hay un mundo con gentes de todos los colores al que me gustaría pertenecer. Para ellos, el mundo -entiendo yo- es una isla con su bandera, con su himno, con su lengua. Ellos quieren vivir en minúsculas, en solitario, sin ligaduras de ningún tipo a quien de alguna manera estuvieron unidos durante años. Quieren vivir por ellos y para ellos solos. Nada que ver con estos autosuficientes y convencidos independentistas. Nada que ver con ningún tipo de nacionalismo, ni con el nuestro.

Nada que ver con ninguna fuerza política, ni del País Vasco donde vivo, ni de Castilla, la tierra de la que procedo. La tierra de mis padres, la tierra de mis antepasados, personajes escondidos de un diario cualquiera de Miguel Delibes, al pie de Peña Labra, tocando ya las Ventas cántabras.

¿ Castilla está olvidada? 

Es el lamento eterno de quienes a diario la escribimos. Sufrimos el olvido de quienes rigieron la provincia de Palencia. Es un reproche sin añadido alguno, porque los errores y las ausencias se superan con la razón y el sentimiento. Hoy la Montaña Palentina es un universo de nuevas sensaciones para gozo y sorpresa de propios y extraños. 

Pero no es suficiente. Pero no sirve todavía de compensación. 

¿Castilla está escindida? 

Es la moda de las modas. Mientras unos buscan la reconciliación y el reconocimiento, otros piden la guerra. Todo para que se les reconozca unos privilegios que en su día la historia les concedió. Tal vez lo merecieran. Puede que fuera inmenso el honor de ostentar un reinado, pero la vida, al fin, no se mide por eso, ni siquiera por las encomiables cualidades de bondad y acogida que prodigó esta tierra. 

No caben ya más lágrimas por lo que no se hizo. Y comenzaba señalando mi alejamiento de la política porque no entiendo a los políticos. Quieren lo que no deben, buscan lo que no queremos, nos ofrecen lo que no pueden darnos. "Ahora que sí, mañana que no dijeron eso... 

Castilla está triste. Como castellano que hasta el alma me siento estoy triste con ella. A los veinte años me rebelé por esa apatía interna y entre Portillo y Laguna de Duero, escribí a escondidas una novela donde los hombres y mujeres de esta tierra estrenaban un país, el País Castellano. Fue un instante fugaz, una mirada extraña, un vago anhelo que jamás vi de verdad ni llegué a presentir entre las gentes que nacieron en ella. Yo creo que los castellanos, todos -salvo contadas excepciones-, hemos abierto puertas a todo el mundo sin preguntar de dónde venían, ni qué portaban, ni qué lengua era la suya. Y les hemos enseñado lo que sabíamos, les hemos entregado lo que teníamos. Esa forma abierta de manifestarse, cediéndonos en cuerpo y alma a veces, ha hecho que otras comunidades se aprovechen, pretendiendo, incluso, entre solapados vaivenes y medias zarandajas la última de las peticiones, el anhelo cegador de los nacionalistas catalanes y vascos: la autodeterminación, la independencia plena, aún sabiendo que tal deseo lleva aparejadas muchas pérdidas que ninguno de los pretendientes estaría dispuesto a permitirse. 

Durante estos años he observado cómo se consumían nuestras historias entre las páginas de los libros. Conocí el dolor de los castellanos más alejados y supe que se mitigaban con emplastes caseros y muchas dosis de resignación. Y digo que viví ya un simulacro de Treviño. 

Nada que ver con la apatía que hoy percibo en tantos escritos, entre tanta gente que entiende y a su manera ama un trozo de esta región nuestra. De aquí salieron muchas personas que mostraron al mundo unas tradiciones, una cultura, una forma de vida. Y aquí residen gentes capaces de retomar el pulso y la palabra y poner esta tierra en su lugar, abrazada a otras tierras, sin fronteras ni desavenencias internas, cogidos a la mano de quienes emigraron para que alcance sentido toda la generosidad y la riqueza que ahora mismo tiene como muestra Las Edades del Hombre en Palencia. Que el mundo lo admire y lo comprenda. Que Castilla lo pregone. Que todos los palentinos sepamos valorar la riqueza que aquí anida, sin más pretensión que la de dejarlo escrito para que las generaciones venideras lo agradezcan y lo sigan guardando si cabe con más fuerza. 

Palencia mirando hacia Castilla. Castilla en pie y erguida, buscando el reconocimiento, reconociéndose ella misma, con tantos lugares para vivir y ser vividos y tanta gente de aquí y de fuera asomados un fin de semana a todos los balcones de esta tierra. 

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03 abril 1999

Después del encanto
abril 03, 19990 Comments

Sigo con interés todas las historias que en los últimos años se vienen publicando en los periódicos sobre la Montaña palentina. Con interés y con preocupación. Más de lo segundo que de lo primero, porque ni machacando la piedra, como nos auguraron, se hace agujero, se consigue el afianzamiento mil veces pronosticado. Y lo sabemos. Y no podemos hacer nada.
Es importante que antes y después de estas palabras: que antes y después de este escrito, vengan otros, que canten aquellos que lo sienten y lo viven de manera distinta y que sus cantos minimicen así nuestro presunto abatimiento.




Si hay cien personas en un pueblo y a las cien les preguntan lo mismo, te darán cien respuestas distintas. Sabes que habrá cien puntos encontrados, cien capítulos de una historia diminuta que lo aúnan todo: progreso y decadencia, envidia y duelo, desprecio y remordimiento...

Todo el mundo sabe desde hace mucho tiempo que los pueblos se mueren. No se puede evitar que mueran las personas que trabajan en ellos, aquellos que mantuvieron viva la llama de tantas historias. Lo sabemos y lo asimilamos. Pero tampoco se puede vivir respirando paisaje, ni llevando como principio fundamental al oso, al rebeco, a las garduñas, el respeto a los bosques, la sumisa entrega a las pautas de moda como la ecología...

Y esto lo saben, también deben saberlo, quienes planifican su futuro. Hay dos formas de ver las cosas: desde el interior, como lo ven quienes lo viven, y desde el exterior, como lo pintan quienes lo promocionan. Entonces la belleza es figurativa. La belleza es sublime para quienes nacimos en su entraña y todo lo vemos de color, por ejemplo la nieve, la distancia, la tendencia al envejecimiento de los pueblos, y en la misma línea, todo aquello que implica un freno riguroso para el crecimiento a los ojos de los visitantes, es para el lugareño un insignificante callo. Lo era, al menos. Lo fue mientras tuvimos fuerzas para esperar las soluciones que se nos prometieron, que fueron postergándose un gobierno tras otro.

Así pues, querido lector, mucho diccionario, mucho recorrido por el Norte, muchas costumbres recuperadas, pero a la hora de la verdad los habitantes siguen esperando. Y es cierto que los pueblos lucen cada día más hermosos. Se construyen nuevas viviendas, en algunos todavía se dan cita cantos y tradiciones, algunos jóvenes se casaron aquí o han venido de fuera, y como mucho, el que pudo, adquirió su segunda vivienda en la villa más próxima, lo que le permite venir de vez en cuando, abrir las ventanas, sacudir el polvo de la casa y de año en año revisar paredes y tejados.

Primero fue el canto primaveral, la explosión sincera de un sentimiento que queríamos compartir con el resto de ciudades y pueblos. Y cantamos con interés y expectación hasta que se fueron agotando nuestros cantos, hasta que disminuyeron nuestras fuerzas.

Ayer nos advirtieron que tomásemos con paciencia nuestro sino, que pronto llegaría la recuperación de nuestros pueblos. Y si, llegó el turismo rural, hubo pequeñas concesiones, se fraguaron muchas esperanzas y parece que ahí se acabó la historia.

Hemos mostrado una resignación de varias vidas, y pasados los años, pese a los cantos de nuestros escritores, pese a los reportajes y a las citas de los medios de comunicación, pese a los millones y millones que se citan para arreglo de carreteras, debemos rendirnos a la evidencia de que en la Montaña nada cambia, nada se transforma, todo se termina.

@ Sección "Fin de Siglo" en Diario Palentino, 3.4.1999
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02 marzo 1999

¿Hay alguien ahí fuera?
marzo 02, 19990 Comments

Desde pequeño, como la niña que recrea el personaje de Jodie Foster en la película ‘Contact’, siempre me sentí atraído por el misterio de otros mundos. Frente a la soledad a la que el ser humano debe encararse cada día y a los grandes acontecimientos que cambiaron la visión de las cosas, hemos tenido la suerte de nacer en una época jalonada de acontecimientos y de avances.

 

Hace unos años, cuando conocí a través de los medios de comunicación que existía una agencia en Barcelona que contrataba viajes al espacio para primeros del 2000, hice una fotocopia y se la entregué a un amigo apasionado de todo aquello relacionado con la ciencia. “Piden quince millones por un viaje de una semana” —le advertí. “¿Sólo quince millones? Eso es un regalo. ¿Tú sabes lo que eso significa?”. Y entonces comprendí que no necesitaba preguntarle más. A través de un cristal imaginario, vi mi cara de niño contemplando el cielo desde un monte cercano a nuestra casa. Éramos cosas diminutas frente a aquel Universo, enfrentados de continuo por historias insignificantes y partidas contra el tiempo.

¿Qué hacemos aquí?¿De dónde venimos?¿Qué hay más allá?

Como la investigadora que en el Desierto de Nuevo México busca tenazmente una respuesta, así la busco yo sin más pretensión que la de sentirme útil de alguna forma y cada día más convencido de que, muy pronto, desde algún recóndito lugar, nos llegará otra voz que se ha venido preguntando desde siglos atrás lo mismo que nosotros.

Hasta hace muy pocos años nuestro mayor interrogante era saber si había vida más allá, cualquier tipo de vida. Después de E.T., la gran creación de Steven Spielberg, llegaron nuevas películas abordando el mismo asunto: sofisticadas naves que proceden de otros planetas, cuerpos extraños con formas y fuerzas desconocidas que se ríen de nuestros aparatos más modernos y, como colofón, un “Día de la Independencia”, donde los americanos encuentran un resquicio para llegar hasta su nave nodriza , salvando al mundo de esa ambición dominadora que los promotores del film venían estimulando.

Primero fue el hallazgo de un planeta que gira alrededor de la estrella 47 de la Osa Mayor, a 34 años luz de la Tierra, y al menos dos veces y media la masa de Júpiter. El segundo es un planeta que gira alrededor de la estrella 70 de la Constelación de Virgo. Su masa es seis veces superior que la de Júpiter, y sus condiciones atmosféricas puede que sean peores. Y después fue el hallazgo de un planeta que gira alrededor de la estrella 51 de Pegaso, a 42 años luz de la Tierra, descubierto desde el observatorio de Ginebra por los suizos Mayor y Queloz. Los científicos intuían que antes del fin del pasado siglo, un satélite europeo lanzado al espacio pudiera detectar la existencia de mundos lejanos. La NASA tiene previsto lanzar hacia el año 2010 el telescopio Planet Finder, compuesto de cinco espejos de entre uno y dos metros de lado por 90 de largo, para gravitar en torno a Júpiter y buscar planetas semejantes donde pudiera existir sustancia necesaria para la vida, como el ozono, el oxígeno y el bióxido de carbono.

“La importancia del agua es decisiva. —señala David Des Marais, bioquímico de la NASA— El agua es un medio perfecto para que las sustancias orgánicas que contienen carbono, se disuelvan y reacciones unas con otras de mil maneras”.

En un tranquilo paisaje rural, 50 km. al noroeste de Boston, Massachusetts, se encuentra el radiotelescopio Beta, equipado con una antena parabólica de 25 metros de diámetro, que puede detectar señales extraterrestres de mil millones de canales. El director de este proyecto, Paul Horowitz, físico de Harvard, asegura: “A mí no me cabe la menor duda de que hay vida inteligente en el, se lo aseguro. ¿Que si hay vida en nuestra galaxia?: Las probabilidades son enormes. Lo difícil es que los seres inteligentes de la galaxia nos transmitan señales de radio en la longitud de onda que esperamos y con la potencia necesaria para que la captemos”.

Vivimos en un mundo donde el avance tecnológico es un manifiesto permanente. Como seres inteligentes no descartamos la posibilidad de vida humana en lugares lejanos y desconocidos. Ya no vamos a la luna para pisarla únicamente, o para conquistarla; ahora, más que nunca, una vez localizado el agua, queremos ir a vivir en ella, porque como el guionista manda decir a Jodie Foster en ‘Contact ‘ , “a lo largo de nuestra vida, el vacío se ha hecho soportable porque nos tenemos unos a otros”. Y acaso la obsesión por buscar compañía fuera de la Tierra les lleve a nuestros investigadores cada día más cerca de un hallazgo.

Entonces puede que reconozcamos que alguien vive en condiciones superiores ahí fuera, con otra organización y otro sentido de las cosas.
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01 marzo 1999

Charly, 007
marzo 01, 19990 Comments

Voy deprisa. El mismo día que el agente 007, Pierce Brosnan, se lanza al vacío desde uno de los edificios que da vista al Museo Guggenheim, me llama Charly, el empresario de Lantadilla, que expone en la feria de muestras de Bilbao, al lado de otras empresas de Castilla y León, que traen productos de nuestra tierra con nuevos envoltorios, otros sabores y la intención loable de llegar a más gente. Vamos corriendo. Me lleva Leandro Arúe, amigo de ambos y al llegar al stand nos fundimos en un abrazo. Enseguida se pierde por una puerta para volver a entrar con dos copas en las que vierte un orujo de hierbas exquisito. Me habla de sus proyectos inmediatos. Cuenta un chiste, cuenta otro chiste, llama a la puerta de quien exhibe la morcilla de Burgos, en otro lugar le llenan una bandeja de chorizo, más allá de cecina...


Aureliano mete entre los dedos un habano adquirido en la isla y borda cada encuentro. De todas las provincias llegan gentes buscando su producto. Su último contacto, realizado estos días, quiere llevarse a Portugal la prueba; me habla de su viaje por Argentina, y me cuenta con sinceridad, que esa sí que destila a raudales, su visita a las bodegas de aquellos lugares.

Medito sobre la complejidad de esta nueva faceta, la de este palentino cuya vida transcurre de feria en feria, como los feriantes pero sin tómbola, como los actores pero sin red ni cuerda, a la buena de Dios, con una mirada hacia la incógnita y una puesta en escena que dejaría estupefactos a muchos de los que le conocen.

No escribo de Charly porque me lo pida, ni porque se lo deba. Escribo porque me satisface ver a un paisano nuetro botar su barco publicitario cada día, ahora en el País Vasco, muy pronto en Valladolid, mañana en cualquier otro sitio, aprovechando todos los viajes que lleven un saco de productos artesanos, rompiendo un poco nuestro miedo al vacío.

Es muy tarde. Debemos regresar al otro lado de la ciudad para volver a la rutina de nuestro trabajo. Palencia y Aureliano, Aureliano y Palencia, los dos por esos mundos refrescando la memoria de tanto palentino ausente, incentivando el ánimo de aquellos que hoy la viven, promocionándonos, aunque el despliegue periodístico esté hoy dos mil metros más abajo.

Saltó el doble del actor irlandés.

Mañana, una persecución por toda la ciudad y después la despedida. Lo bueno de Charly es que se va pero regresa, nos lleva en la memoria, planea cada encuentro casi artesanalmente, como su producto, y la única fantasía a lo Bond que se permite es el recuerdo de su chica de Cuba.

Bond, desde la ficción; dando vida a una historia. Charly, envolviendo la realidad con sus aromas.

La película va a comenzar. La mesa está servida.

En la imagen, el producto estrella de esta firma, Aureliano I. destilado con sumo esmero y envejecido en cubas de Roble Americano, Limousín y Allie durante 8 años, posteriormente se realiza un coupage de 30 días y se embotella.

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05 febrero 1999

El mal de todos
febrero 05, 1999 3 Comments


Nadie está libre de las miserias de este mundo. Nadie. El dinero y la inteligencia abrirán puertas. Los títulos y los trajes podrán vestirte de prestigio. La escuela de la vida te aliviará el camino. Y si, además, tienes un poco de suerte, te sonríe la fortuna, te arropa la familia y los amigos, el camino se te hará más ligero, pero ni siquiera con todas las cartas de tu parte encontrarás ese camino de rosas que soñaste. John Bayley lo sabe bien.

El autor británico refleja en su libro “Elegía por Iris”, cómo él, “un joven académico espectacularmente ignorante respecto a las cosas mundanas, se quedó prendado de Iris Murdoch...”, como ambos tomaron la decisión de no tener hijos, absorbidos por unas carreras deslumbrantes. Escritores de reconocido prestigio en su país, montados en una línea que parecía no romperse nunca, llegan al ocaso de su vida y se dan de bruces con el terrible mal de Alzheimer. Ese es el mal de todo el mundo. Nos olvidamos que está latiendo ahí, hasta que nos envuelve. Ese mal y tantos otros males imprevistos para los que no encontramos solución precisa.

Ronald Reegan, sufrió esa misma historia. Un rotativo de su país, “The Times”, jugaba con la versión de Patti Davis, la hija que estuvo lejos de su padre mientras fue presidente de los EE.UU., la misma que luego se pregunta: ¿qué le podemos regalar que le ilusione...? Reagan, el que fuera el presidente más poderoso de la tierra, el que tuvo en sus dedos el destino del mundo, que casi no reconocía ya a los suyos, recibió en una de las últimas navidades unos globos, libros para niños y chocolatinas. “Son para ti –le dijeron. No tienes que compartirlas con nadie”. “¡Qué bien” –exclamó, colocándo sus regalos, uno en fila de otro, encima de la mesa.


Imagen: www.telegraph.co.uk/

Pequeño ejercicio de memoria
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28 enero 1999

Luther King o el sueño... [de Obama]
enero 28, 19990 Comments

Para un hombre como Martín Luther King, que no era demócrata, que no era republicano, que ni siquiera se consideró nunca norteamericano, el sueño que soñó para los 22 millones de negros se vio interrumpido por una bala que le entró por el cuello el primer jueves de abril de 1968. Dicen del asesino que le gustaba lucir públicamente su racismo, que balbuceaba palabras en español (de la época en que regentó un bar en Méjico) y que se inscribe en un curso por correspondencia para aprender a abrir candados sin llave. Dicen del asesino, que huye, se transforma, burla al FBI mil veces y que, aún hoy duerme en la cárcel sin haber contestado a la pregunta: ¿Por qué? Lo cierto es que, el autor de “Marcha hacia la libertad”, admirador de Gandhi, también Premio Nóbel de la Paz, estaba convencido de su lucha pacífica. “Os destruirémos con nuestra capacidad de aguante””Para ganar nuestra libertad, le hablaremos a vuestro corazón y a vuestra conciencia, y al final venceremos”. Y el mismo año que asesinan a Kénnedy, King encabeza una marcha sobre Washintong en la que participan 250.000 personas, y es allí donde pronuncia la palabra, las palabras: “Yo tengo un sueño”. “El señor me ha permitido subir a la montaña, y desde allí arriba he visto la Tierra Prometida. Es posible que yo no pueda llegar con vosotros hasta ella, pero quiero que sepáis que todos nosotros, como pueblo, alcanzaremos esta Tierra Prometida”. Desde entonces, incluso mucho antes, desde que el hombre comenzó a comunicarse, la libertad ha sido el grito más gritado. Ha sido el sueño más soñado. La libertad fue y sigue siendo el largo camino para el hombre.

Imagen: De Nobel Foundation - commons.wikimedia
Pequeño ejercicio de memoria
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19 enero 1999

Rito animal
enero 19, 19990 Comments



Froilán De Lózar



Unos días antes de que Jesús Sánchez Merino, vecino de Matabuena (Segovia) denunciase los malos tratos que acabaron con una burra de su propiedad y causaron graves daños a otra, ambas en avanzado estado de gestación, el director de un periódico de Valladolid me explicaba por teléfono las razones que aconsejaban no publicar el artículo “Rito animal”, que a primeros del pasado año viera la luz en el “Diario palentino”. Una de las razones esgrimidas para el rechazo de la citada crónica, era el matiz desagradable que despedía, en constante referencia a animales que siempre se utilizaron para la tradición. “Y tú sabes el renombre y la importancia que tantos pueblos de Castilla y León han alcanzado gracias al eco de esas fiestas”. 

No soy ecologista. Tampoco soy naturalista. Expongo en este rincón mis pensamientos sin más ambición que la de comunicarme con un pequeño y fiel grupo de amigos. No pertenezco a ninguna Asociación y es probable que alguno de mis lectores no llegue a conocerme nunca. Soy consciente de ello y soy feliz así. 

Por mi casa se pasearon perros de diferentes razas y sólo en dos ocasiones debimos recurrir a la máxima pena: un perro de presa que tarazó el morro de un cerdo y agujereó las botas de un vecino que acudió a separarlo y un mastín con una enfermedad de boca; el primero de un tiro, el segundo por medio de una inyección que recetó el veterinario. 

A mi modo defiendo el trato humano a las personas y el trato justo a los animales. No me agrada que un perro, por muy cuidado y limpio que esté, le pase la lengua a su dueño/a por la cara, pero entiendo sus caricias, la orden de “siéntate”, “ven aquí”, a la que el amo le ha enseñado a responder. En casa me reprochan este desligamiento. Y sus motivos tienen. Y mis motivos tengo. No te escondes, pero rehuyes el encuentro. No lo rechazas, pero ignoras su presencia, lo que a los ojos de los demás implica ya una falta. Pero no puedo apoyar tampoco una escena donde el animal soporta las patadas o las chanzas que persiguen su muerte, algunos dirán que gloriosa o natural. 

De niño fui testigo de una escena que nunca he logrado apartar de la mente. Un hombre mató a su perro de cinco o seis estacazos. Tuvo lugar el hecho junto a las tolbas de la mina y tanto me impactó, que después de tantos años todavía hoy se me aparece nítido, en los ojos del animal una pregunta, en los ojos de su amo o asesino, porque ambas cosas era, una obsesión.

El hombre le llamó varias veces por su nombre. El animal fue hacia él. Yo creo que intuyó algo, algo terrible, pero, ¿Quién no acude encantado a la llamada de su amo y cuidador?. Y se acercó despacio, pensativo, como cualquier humano en su lugar hubiera hecho. Después vino la tempestad, cuando el hombre dejó caer con fuerza el grueso palo. El animal esquivó el primer golpe, pero no trató de huir, como sería lo propio; al contrario, incluso adivinando las horribles intenciones de su ingrato señor, se acerco más a él y aguardó paciente y resignado aquella muerte cruel que el destino le daba.–


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