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Mostrando las entradas etiquetadas como Impresiones

Marceros

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Fue ayer, en otro tiempo, cuando se marceaba en mi pueblo. Seríamos veinte mozos recorriendo las calles de aquel pueblo de montaña, recogiendo por las casas lo que tuvieran a bien darnos, anunciando la primavera, que era como otra estación diferente a las que ya existían, mirada hoy desde la lejanía. Repaso estos días las que recogió hace unos años Joaquín Díaz en Villanueva de la Torre, las que cantan los marceros de Cervera, las que espero que sigan interpretando el Corro de Cantarines Osaria, de Brañosera; las que con ciertos altibajos se siguen cantando en muchos pueblos de Cantabria: Torrelavega, Polanco, Piélagos, valle de Soba, Laredo; en Reinosa se celebra desde hace más de treinta años el único concurso de marzas de aquella región. En Segovia lo han venido recordando el Grupo de Danzas La Esteva y la Ronda Segoviana. Desde hace 30 años, en Burgos, el grupo tradicional Gavilla continúa cantando las marzas en la Plaza Mayor de la capital. En Caleruega tienen una par

Léxico de la montaña

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Hace unos meses localicé un interesante trabajo del palentino Carlos Vielva Porras. Aunque es una obra abierta, respetando ciertos mínimos, me puse en contacto con el autor para explicarle mi intención de publicarlo semanalmente en mi blog curiosón, que estos días llega a los 4000 artículos, rayando ya los cuatro millones de visitas, que para mí es todo un logro en estos doce años de trayectoria. El Léxico de la montaña palentina está editado por el Departamento de Lengua Española y Lingüística General de la Facultad de Filología de la UNED. Mi libro “Cervera, Polentinos, Pernía y Castillería”, es una de las fuentes en las que se fija, para extraer detalles de las voces que se utilizaban en Pernía y Castillería, lo que me congratula. El trabajo está recogido de tal manera que enriquece aún más ese cúmulo de expresiones y palabras utilizadas por los habitantes de nuestra montaña, haciendo referencia al trabajo, a las tradiciones, a los utensilios, con ejemplos claros que despeja

Volver a San Felices

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El pasado mes de agosto, recalamos en San Felices de Castillería, pueblo al que viajé en mi juventud centenares de veces, como todos los pueblos de Pernía y Castillería y donde encontré tantos rostros amables, donde me contaron historias de la historia que luego servirían para tejer estos y otros tantos artículos de costumbres, lugares y expresiones. En esta ocasión he viajado bajo la atenta mirada de una amiga y colaboradora que ama y respira románico, que apuesta por un románico abierto, campaña que hizo viral otra amiga común, Cristina Párbole, lo que ha permitido finalmente poder ampliar el plazo de apertura de estos edificios. Triste paradoja que se repite en tantos pueblos y en tantas cuestiones. Mal vamos a luchar por mostrar un arte que con tanta generosidad se muestra en nuestra montaña, si cerramos las puertas. En San Felices, en el barrio de arriba, se localiza la ermita de Santa Teresa, (finales del románico), en cuyo ábside interior pueden admirarse unas pintu

A contracorriente

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De vez en cuando echo la vista atrás para asegurarme de que no quedan sin mencionar referencias importantes sobre la vida que ahora mismo les toca vivir a quienes apostaron por los pueblos. Que tampoco es imprescindible ni necesario que lo contemos todo, porque otros llegarán con otra historia a este rincón donde hoy regreso, confirmando lo que ya expresó Cervantes por boca de Don Sancho: “Tanto se pierde por carta de más como por carta de menos”. O aquella otra de “tan buen pan hacen aquí como en Francia”. Quiero decir, y ustedes me entienden, que no somos el ombligo del mundo, que no hemos de ponderar con exceso nuestros bienes o males, aunque no hay motivo para echar en saco roto cuanto somos y lo que demandamos. Cuando alguien se mueve mucho, eso se nota, transciende, implica un algo muy importante para el resto. No era una promesa más la que lanzó Cristian Delgado en las pasadas elecciones y a mi me han llegado por distintas vías, que está haciendo cosas, que es inquie

Libro de montería

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En las anotaciones al libro de Montería de Alfonso XI, ya menciona José Antonio Valverde los montes pernianos a mediados del siglo pasado. Forada, en Camasobres; La Espina, monte en la divisoria de aguas en el Puerto de Piedrasluengas; la Dehesa del río Cerezo, entre Camasobres y Peña Labra; y así mismo, el monte de Valtornero, en Casavegas; La Dehesa de Lores, el monte de Caloca, monte Serino, monte de Lebanza; monte de Fuente Tablada, entre Lebanza y San Salvador y el monte de Lobaceda entre Vañes y Villanueva... Nos encontramos en unas tierras donde la caza del oso era habitual, según el Tratado de Caza de 1846, donde se le consideraba una alimaña, hasta prohibirse definitivamente en 1967, después de un periodo de veda generalizado entre los años 1952 a 1957, para que la población se recuperase. Así describían entonces aquella actividad: “La caza de los osos no deja de ser peligrosa, porque cuando éstos ven al cazador suelen dirigirse hacia él para acometerle, levantándose

Matilde Camús

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Detrás de cada viaje viene una reflexión y aunque no he podido conocer a tanta gente de la que hablo, me voy acercando a su obra; voy escarbando en sus raíces, en los lugares donde vivieron. La última visita a Tudanca hace unos meses, me ha llevado al encuentro de Matilde Camús, poeta cántabra que no brilló a la altura de las figuras de su tiempo, pero que nos dejó una extensa obra: 'Manantial de amor', 'Bestiario poético', 'Templo del alba', 'He seguido tus huellas', 'El color de mi cristal'... Definida por los críticos como una escritora de madrugada, nos llevó por los lugares donde pasó su vida y nos canta al amor en el que en tantas ocasiones me recreo, muy pendiente de la obra de Gerardo Diego, su maestro, a quien le despide en 1987 con estos versos: “Gira en tu honor la rueda de la vida.  Por tí asciende mi son, en su crecida,   devanada de versos mi garganta.”  Muy implicada con el Ateneo de Santander, la ciudad de sus sueños,

El manuscrito de Cela

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La familia de Pascual Duarte se publicó por primera vez en 1942, en una modesta editorial de Burgos, después de que otros editores la rechazaran por su contenido. Cossío ya había hecho buena propaganda de Cela ante el editor José Janés, recibiendo como regalo el manuscrito objeto luego de litigio. El 23 de abril de 1987, las páginas culturales de los diarios españoles se hicieron eco de la recuperación del manuscrito, que el autor gallego llevaba reclamando al vallisoletano desde hacía una década. Fue Cela quien se lo dedicaba: "Para José María de Cossío, culpable máximo de que esto haya llegado a publicarse.” En el otoño de 1961, Cela le pidió a Cossío que se lo devolviera para donárselo a su hijo, pero éste, viendo próximo su fin, llegó a un acuerdo -presuntamente en una papeleta que nunca apareció- para que le permitiera tenerlo en depósito. Como dos años antes de morir, Cossío legó la Casona, -con todo lo que en ella se encontrara- a la Diputación cántabra, los abogados

Un oso, un camino

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Tengo nostalgia de las cartas que le enviaba a través de este medio a Palomero y de aquellas que él me devolvía airado, siempre a la defensiva, rebajando cuanto le era posible mi dedicación y profesionalidad, el oso como bandera en cualquier caso. Ha llovido ya desde aquellos días, cuando aludiendo a esa lucha por preservar la vida de este animal, saliera a colación el caso omiso que las autoridades hacen de nuestra carretera comarcal, la que nos comunica con Potes y Cervera, en algunas zonas, en el tramo que va desde Camasobres al último pueblo, en un estado lamentable. Los caminos del oso son inescrutables, lo mismo que incomprensibles son los caminos del hombre. El oso tiene su privilegio sobre los caminos por los que anda. El hombre tiene su castigo por las carreteras que le comunican con otros pueblos y servicios. El oso no se queja pero está bien considerado y defendido. El hombre de estas tierras no hace extensible su queja más allá de la cantina donde coincide con el re

Condado de Pernía

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Aunque sea ingente la información generada sobre nuestra comarca en los últimos años, me refiero a la historia desde la fundación de sus pueblos, siempre hay lagunas e indeterminaciones, como las hubo para nuestros antecesores. Por ejemplo, se hace una referencia constante a los Condes de Pernía, a Munio Gómez, que dominaba la comarca desde Peña Tremaya, y a Rodrigo Bustios, que habitaba en Polentinos y que fue enterrado en la Abadía de Lebanza. Hay documentos donde, efectivamente, se los cita. Es cierto que vivieron y dominaron de algún modo estas tierras, pero no se les nombra como Condes, lo que hubiera corroborado la existencia del condado antes del nombramiento eclesiástico. Uno de los criterios que se desechan, es que los Obispos no recibieron el condado de manos de los condes, que fallecieron sin hijos en el siglo XI, porque no está demostrada su titularidad. Estoy resumiendo el manuscrito de Barrio y Mier. Reinando Alfonso VIII y al hilo de varias donaciones, alguien puede

La montaña te necesita

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Mountain Wilderness, una asociación internacional sin ánimo de lucro, que trabaja, según aseguran, por defender la montaña en cualquier parte del mundo, se hace esta pregunta: “¿Qué ocurrirá si no nos preocupamos por conservar de las montañas el lado salvaje que ahora muestran?”. Si es verdad que, para quienes hemos nacido en ellas, sería conveniente mantenerlas limpias, sin llegar a niveles de los que habla esta asociación que nació en 1987 en Biella (Italia), y que se dedicó todos estos años a concienciar y participar en la limpieza de zonas de montaña europeas, entre las que se encuentran Ayllón, Guadarrama y Gredos y otra instalada en Cataluña. Al hilo de esta pregunta, que tiene su fundamento y que lanzaba hace unos meses un medio nacional, conviene concienciar a quienes tanto les gusta recorrerla sobre la necesidad de mantenerla limpia; más fácil aún, de no mancharla cuando andamos por ella. Lo que ocurre es que a nuestros montes, que son importantes también, por lo que ap

Puesta en valor

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Siempre hay una razón para volver, para seguir, para no marcharse, como siempre habrá gente que pase indiferente ante el volcán que se le viene encima, en forma de patrimonio caído, en forma de pueblo abandonado, o de alguna de las mil maneras que te van advirtiendo de la tragedia, de la soledad, de la muerte. Me puede el sentimiento y por ahí te atacan los que han hecho de la indiferencia su razón, como si el hecho de negarse a ver y denunciar lo que se cae les hiciera más fuertes y más independientes. Hace cuarenta años que llené la mochila de latidos. Un bolso de ruidos y recuerdos, cuando las eras estaban llenas de trillos y de gente que carreteaba sin cesar; cuando, con el elemento recién segado; cuando, con el grano recién recogido. Un bolso lleno de rostros sorprendidos. Un secretario, un maestro, un cura y un farmacéutico que eran los personajes principales de una novela costumbrista, con su casona en lo más alto; callejuelas que iban a dar al rio; la plaza con su rollo, el

El Concejo abierto

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En Castilla y León hay dieciocho municipios que funcionan en Concejo abierto. Hablamos de aquellos que no presentan organización municipal y son los vecinos los que reunidos en asamblea, toman las decisiones que en régimen ordinario corresponden al pleno del ayuntamiento. A mediados de febrero de este mismo año, la mayoría de los vecinos que forman la pedanía de Villanueva de Henares, decidió disolver la Junta Vecinal, pasando a ser un barrio de Aguilar de Campoo.  Dominando los puertos que comunican Cantabria con Castilla, se localiza este “lugar nuevo repoblado” -según la toponimia. “Villa Nueva, cerca de los Henares.” Carlos Sierra lo explicó perfectamente y comparto lo que allí expuso: “Como concejal de entidades locales menores, no me hace especial ilusión tramitar este expediente, pero creo que tenemos que respetar la voluntad de los ciudadanos, que por diferentes motivos, problemas y desavenencias personales y profesionales han caído en el hartazgo y el cansancio y han decid

La Casona de Tudanca

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Es primavera cuando me adentro en este valle de Polaciones para recordar los lugares a los que ocasionalmente venía siendo niño: Pejanda, La Laguna, pueblos en el curso del río Nansa, a 100 km de la capital, como los nuestros. En la misma diatriba, con las mismas carencias, con sus casas estupendas de piedra, con sus bosques repletos de hayas y robles, con sus lobos y venados, con la berrea de septiembre, con tantas cosas buenas pero acosados por ese mal de altura que es la despoblación. Me encuentro en el escenario de Peñas Arriba, de José María de Pereda (1833-1906), el máximo representante del realismo costumbrista. Casa grande, con capilla y campanario, construida a mediados del siglo XVIII por orden del indiano Pascual Fernández de Linares. Nacido en Tudanca en 1690, recibe la ejecutoria de hidalguía en 1731 y marcha a América donde ocupa el cargo de corregidor del Perú, gobernador del Callao y otros territorios del altiplano. Aunque no puedo mostrarles imágenes del interior, e

Lista Roja del Patrimonio

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La Asociación Hispania Nostra, que arranca en noviembre de 2007, lleva a su espalda la mochila de la Lista Roja, que no es plato de buen gusto, pero que viene bien para que no olvidemos el patrimonio que está a punto de caer por el olvido, aquellos elementos en riesgo de desaparición o alteración de sus valores. Años atrás me hacía eco en la sección “Vuelta a los Orígenes”, de la situación lamentable de la iglesia de San Jorde, románico del siglo XIII que se localiza entre San Pedro de Moarves y Villabermudo, en La Ojeda. Una muestra del abandono de nuestro patrimonio que figura en esa Lista Roja, sin que nadie haya movido un dedo para detenerlo, en ese concepto equivocado en el que nos basamos de que todo se acaba. Hace unos meses recordábamos el lamentable estado del puente Rojadillo, en el término de Salcedillo. Lo compartía en las redes sociales, donde no faltan los ignorantes y los delincuentes; los primeros, atrevidos; los segundos, partícipes o simpatizantes de quienes se

Vuelta a Valderredible

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Silvia Castellanos nos hace volar por Valderredible, ese valle cántabro, a caballo entre Palencia y Burgos. Sin quitarle un ápice de belleza a los nuestros de Pernía, Castillería y los Redondos, este Val de Ripa Hibre (Valle a orilla del río Ebro) también se quiebra y se retuerce, como interpreta nuestra guía de hoy, por entre hoces y cañones, como una reproducción o un encadenamiento de lo que acá vivimos en las Tuerces, con un Ebro que sorteando los páramos de La Lora y de Bricia va bordeando los pueblos camino del mediterráneo.  Y cuanto más alejados y escondidos están los valles, en contra de nuestro propio sentimiento, porque eso equivale al desconocimiento y al olvido de estos lugares tan idílicos, más cuentos se interpretan en ellos. Lo que queda en ellos, lo que se ve, es como un preciado tesoro que engancha de alguna forma el alma del viajero. El Ebro, sólo superado en longitud por el Nilo, ha ido modelando de alguna forma el territorio: amplias vegas y campos propicios

José Joaquín Pesado

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Revisando estos días el trabajo sobre el perniano que brilló en México, vuelvo a encontrarme con Isabel Pesado, casada con un hijo de Mier, en México, que viaja por Europa y recala en el valle de Redondo, con la intención de conocer la tierra de los ancestros de su marido. Isabel, la mujer que nació poeta -aseguran los cronistas-, y a quien ya le venía de casta el oficio de las palabras, era hija de José Joaquín Pesado, uno de los literatos más ilustres de México, personaje en cuya ficha hoy me detengo. José Joaquín había nacido en 1801 en Palmar de Bravo, estado mexicano de Puebla, era hijo de un emigrante gallego y llegó a ser ministro del Interior en 1838 y de Relaciones Exteriores en 1845. Fue redactor del periódico “La Oposición” y entre los numerosos nombramientos, fue miembro de la Academia de Letrán, formó parte de la Academia de la Lengua y fue miembro correspondiente de la Real Academia Española. Los grandes poetas que vivieron en aquel momento de la historia, ya le apod

Puertas abiertas

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En los últimos años se han ido cruzando en mi camino muchas personas que han ido proyectando con buen tino sus gustos y pasiones, arropándome a su lado, atrapándome gustoso en sus placeres. Amén de la estupenda cuadrilla del txoko de Erandio, de los compañeros de trabajo, de esa docena de amigos con los que comparto rutas maravillosas por el norte, me siento volar sobre el arte románico en compañía de amigos tan incondicionales como Manuel Gila (Almería), Margarita Marcos (Palencia) y Cristina Parbole (Aguilar de Campoo). Con ellos comencé a visitar y apreciar el románico, un arte que desde niño lo tuve al lado como ejemplo en la magnífica colegiata de San Salvador de Cantamuga. Antes de que llegaran las Edades del Hombre a Aguilar, visité un día en compañía de mis amigos Eduardo y Cristina, la ermita de Santa Cecilia, de Aguilar de Campoo, ubicada en un cerro, por debajo de los restos del castillo; levantada entre los siglos XII y XIII, de planta rectangular, con techumbre de mad

Adiós, Adara, adiós (y IV)

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Podría alargarse más esta carta donde Adara ha ido tejiendo con mimo ese tapiz que ya nos trae pautas y prebendas a los descendientes de estas tierras. No es una despedida al uso. Sus razones la llevan a una misión que para mí quisiera. Llegó a San Salvador para atrasar el cierre de la escuela y podíamos haberla recuperado como habitante, como compañera de un trabajo si lo hubiera, como custodio de la iglesia, porque después de estos dos años se ha visto atrapada por nuestra intensa historia. No es alguien que ha venido a pasar un fin de semana, que no se ha arriesgado a vivir aquí con todo lo que implica: escolarización, sanidad, comunicación... Ella es quien escribe y quien habla, y pienso que una gran mayoría de los que viven allí y conocen la problemática lo firmarían con gusto. No hace falta mucho tiempo para darse cuenta del problema, de los problemas que inciden en esa despoblación que ahora los políticos están utilizado como arma, sin saber bien hacia dónde tirar. Nos

Adiós, Adara, adiós (III)

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"No olvidaré jamás mi paso por Pernía, no por lo que yo haya hecho aquí, que no creo que haya sido tanto, sino por todo lo que he crecido en estos años, lo felices que hemos sido todos, mis hijos los que más. Y espero que se empiece a valorar el mundo rural, que donde ahora la gente dice "pero si aquí no hay nada", se empiece a decir, "aquí hay mucho por hacer, vamos a ello".  Adara, recuerda en su larga y sentida misiva, el día que acudió a Valladolid, al foro de Buenas Prácticas en Materia Demográfica. Alguien importante en Diputación de Palencia le preguntó: ¿Cómo ves los servicios en La Pernía? “Le contesté positivamente, dentro de lo malo en San Salvador hay tienda, bares, centro de salud y farmacia. Cuando mencioné la farmacia se echó a reír y dio un codazo a un compañero como los malos de las pelis cuando sus esbirros no se ríen y les miran mal para que lo hagan. Eran esas fechas en las que peligraban las guardias de las farmacias.” Entonces ent

Adiós, Adara, adiós (II)

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Cuenta Adara que, cuando llegó a San Salvador, no sabía nada en absoluto de la despoblación. Ella siempre había idealizado una vida con poca gente, “cuanta menos gente, mejor” y cuando se ha enfrentado a la realidad, a ese asunto que aparece a todas horas, en todas partes, se ha dado cuenta de que no es mejor cuanta menos gente. No en el siglo XXI y, probablemente, en ningún siglo. Ahora comprenderán, por qué quienes nos asomamos a estas páginas lo repetimos tantas veces. España se despuebla y esto se sabe por un par de noticias al mes que salen por la tele o en el diario. Adara está convencida de que, a excepción de los gobiernos de algunas comunidades, como Aragón, muy pocos hacen nada por remediarlo o, lo que hacen, como se hizo en su caso, no va mucho más allá de un apaño que no cura la herida. En Aragón, es cierto, ellos lo reconocen, también estuvieron durante mucho tiempo instalados en la frustración, en la queja por el agravio y entendieron que era necesario dar un vuelco,