Luis Díaz Viana hace referencia en su Aproximación antropológica a Castilla y León (1988), a la "Paparrasolla", que el Novísimo diccionario de la lengua castellana determina como "nombre inventado para meter miedo a los niños". Se trata de una creencia muy mencionada en el pueblo burgalés de Barbadillo de Herreros. La leyenda cuenta que un duende que vive dentro de la torre de la iglesia, sale por un ventanuco que da a la parte de atrás del campanario y se lleva a los niños desobedientes.
La ilusión no tiene límites y aquí en Castilla y León hay buenas muestras de ello. Alguien se inventa una figura para darle sentido y fuerza, otras veces para explicar el nombre de un lugar, como ocurre en "la leyenda de la muda", en San Salvador, que viene a explicarnos por qué tomó ese nombre y da lectura de paso a lo que es capaz un hombre atormentado por los celos. Yo la escuché de varias bocas, que en libres interpretaciones venían a decir que en la cima de la Peña Tremaya hubo un castillo donde vivían Munio y su esposa Elvira, a la que el Conde envió por la zona más agreste una noche de perros, llegando a San Salvador, donde la criada sordomuda se hizo eco del milagro, tal parecía el hecho de bajar por aquella parte de la peña, con una mula coja y ciega y llegar al camino sano y salvo. Otra de las lecturas que nos depara sobre todo la zona de montaña, es la de atesorar historias y semblanzas con una lectura puntual de aquellos momentos del medioevo, lecturas que no se han recogido en su totalidad y que arrojan mucha luz sobre el devenir de estos rincones apartados.
Imagen: Tomo IV del libro Tradiciones y Leyendas, de Froilán de Lózar.
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