Adiós, Adara, adiós (I)

“La Pernía, por desgracia, no la salvará gente que viene por iniciativas como la que me trajo a mí aquí, sino la gente que viene por iniciativa propia y tiene ganas de hacer cosas, y le dejan hacerlas.” Esa es una de las frases con la que me quedo, de una larga y emotiva carta que me remite desde San Salvador Adara Díaz Rojas, la mujer que llegó el día 9 de septiembre de 2016, para “salvar la escuela”, tal y como afirmarían entonces medios y autoridades. 



“Aplaudo la iniciativa, -dice convencida-, pero no es la mejor forma de atraer pobladores.” Es el pez que se muerde la cola. Creo que hay unanimidad en esto. Lo realmente interesante es que, quien venga a vivir aquí, lo haga convencido por algo, un trabajo, una forma de vida y no se vea forzado a ser parte de una solución para que la escuela no se cierre. Y cuando, por algún motivo personal -como es el que ahora les lleva hacia otro sitio-, hagan sus maletas y se vayan, su decisión no dé pie a juicios equivocados, que dañen a quienes de una u otra forma se implicaron para evitar el cierre.

“He pensado mucho para contarte lo que ha sido mi paso por Pernía. Ha sido una etapa muy intensa, en la que he crecido y aprendido mucho. Y digo etapa o, mejor, lo llamo ciclo, porque tanto mi marido como yo vemos así la vida: una sucesión de ciclos que nos sirven para conseguir metas, objetivos, logros. Como las campañas de los videojuegos: una sucesión de "level up".

Adara y su familia llegaron aquí de forma voluntaria, con unas condiciones que les beneficiaban: una casa y 6 meses de trabajo, pero antes de llegar, todo el mundo sabía quiénes eran y observaban lo qué hacían, cómo se comportaban, qué tenían, qué querían... Casi todo lo cuenta ella, pero todo se ciñe a la verdad, a las sensaciones tan maravillosas que esta tierra les ha aportado.

“Lo que somos como personas y lo que se espera que seamos, no se suele corresponder. La prensa tampoco ayudaba poniendo presión con titulares como "los salvadores de la Pernía" y aberraciones similares.

Imagen: Pumar59

LA MADEJA |  DIARIO PALENTINO


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1 Comentarios

  1. Buenas tardes Froilán: Aunque con bastante retraso he podido encontrar un hueco para leer lo que publicaste sobre Adara. Yo la conocí durante una visita a San Salvador. Acababa de tener al pequeño y mientras esperaba en la iglesia a los visitantes, le estaba dando el pecho. Me gustó hablar con ella. Tiene toda la razón en lo que expone. A mí esas palabras de "la España vaciada" no me dice nada. En 1.963, siendo maestra en Cubillo de Ojeda donde, actualmente vive una sola familia, José Luis, su mujer y el pequeño Daniel, con la que tengo relación de amistad y cariño; incluso, le estoy agradecida porque me ha puesto en contacto con dos de mis alumnos de aquella primera "hornada", son Norberto y Regina. No sabes qué alegría produce volver en el recuerdo y la añoranza, la saudade, diría Rosalía de Castro, a aquellos tiempos y saber que alguien te recuerda con ese cariño con el que los pequeños se entregan a sus maestros...En verdad es algo que no se expresa simplemente con palabras. Volviendo a 1.963, te cuento: un ingeniero de los que hacían en Perazancas y su zona la Concentración Parcelaria, comentó que todas aquellas tierras se cultivaban con seis tractores y el resto sobraba. Entonces dime: ¿Quién vació los pueblos? ¿Solamente quienes decidieron irse a los bilbaos para labrarse un porvenir o a las alemanias sin volver a casa hasta que se juntaba para el piso, incluso algunos marcharon a las australias...¿Qué hizo el Gobierno de Franco para evitar tanto desgarro? Creo, puedo equivocarme, que la consigna era fomentar la emigración. Volver atrás es ya de todo punto imposible. Un abrazo, Carmen Arroyo

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