Aunque estamos en contacto permanente durante todo el año, he vuelto a encontrarme este mes de agosto con José Luis de Mier en Santamaría de Redondo, en una casa rural decorada al gusto antiguo, cuyas obras iniciales no presagiaban tan agradable final. No le falta detalle. Desde la parte superior, uno se asoma a los balcones para admirar, como si de otro barrio se tratara, el movimiento de la casa en las estancias inferiores. Un piano en una esquina del salón principal y una ventana ciega que, al abrirse, nos muestra un libro con la historia de Palencia.
Pero lo que era ya un lujo, de cualquier manera que se mirase, era un local anexo, donde mi amigo ha instalado una de las mejores bibliotecas rurales del mundo. Desde una de las mesas de trabajo, se contemplan en todo su esplendor las Peñas del moro, las que dan curso a la leyenda de Viarce que hizo verso nuestro político y diputado Barrio y Mier, publicadas por primera vez en 1871, y con posterioridad en 1908; los dos primeros en hojas sueltas, en Vitoria, y el último, un librito, en Madrid, seguido del apéndice.
Uno de los temas que abordamos aquella tarde, y que considero importante reseñar, es la aportación realizada por nuestra Asociación Fuente Cobre a la Asociación Cultural de la Pernía, que actualmente trabaja en la comarca, y a la que hemos entregado dos ordenadores y una impresora, de manera que el dinero depositado por los socios en una cuenta del banco, sirva para que mejoren de alguna manera las prestaciones de quienes hoy continúan con la labor desde otras perspectivas.
Otra de las propuestas que estos días discuten los miembros de la Asociación del Valle de los Redondos, es la posibilidad de que regresen los rebaños trashumantes a los puertos de la Sierra. Idea romántica, tal vez un poco peregrina para quienes hemos metido un pie en esa zona oscura donde no hay ya premisas para un sueño. Sobre todo porque, todo pasa en un momento,
Como decía el gran cómico Charles Chaplin: Todos somos aficionados. La vida es tan corta que no da tiempo para más.
Para la sección "La Madeja", en "Diario Palentino" y "Globedia"
Imagen: un ríncón de la biblioteca de Mier, en Redondo.
Notas relacionadas:
Después de atravesar pueblos donde abundan escudos y blasones del siglo XVII, dejando a nuestras espaldas las emblemáticas Peñas del Moro, que dan pie a la leyenda de Viarce, uno se adentra en una tierra virgen, valle agreste donde tanto tiene que decir la botánica, uno de los reductos de mayor valor ecológico de la cornisa cantábrica, al decir de los investigadores y amantes de la naturaleza.
Publicadas por primera vez en 1871, y con posterioridad en 1908; los dos primeros en hojas sueltas, en Vitoria, y el último, un librito, en Madrid, seguido del apéndice.
Según afirma en la advertencia preliminar, se basaron en simples noticias populares, que después se fueron completando en amplias descripciones de sitios, objetos y escritores fidedignos. De esa manera se aumentó el romance primero casi en un doble, y el segundo, bastante más, siendo muy pocas las variaciones que se han introducido en el tercero...
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