Pero ahora, más que la exaltación del Fuero, que tiene su fundamento y su importancia, tanto como la defensa y la puesta en orden de las Juntas Vecinales, interesa defender los Centros de Salud de nuestros pueblos. Así lo han entendido también los habitantes de la comarca del Rubagón que salieron a la calle para reclamar el mantenimiento íntegro de las guardias médicas en el conocido como Punto de Atención Continuado.
A mi me parece una tomadura de pelo. Hablamos de una de las escasas atenciones que no necesitarían reclamarse de continuo, que ya se plasmó en la ley de la reforma sanitaria de 1984, donde se hablaba de algo que han recordado hace unos días los convocantes: "climatología, edad y patologías". Es decir, a las ya de por sí escasas prestaciones que reciben los pueblos, porque son pocos, porque están lejos, porque sus protestas no cuajarán en ningún foro..., se suma la retirada paulatina y silenciosa de los servicios básicos. Es probable que por exponer un día tras otro la situación en la que quedan, alguien piense que no es para tanto, porque alguien sigue latiendo en ellos pese a todas las cosas, pero verdaderamente, ésta es la puntilla definitiva para que muchos de los que viven en ellos de continuo, echen el pestillo, aconsejados por sus familiares y puesta la vista en quienes tomaron antes el camino de las villas cercanas. A medida que pasan los años, cambian también algunas posiciones con respecto a las cosas, pero es evidente que los alcaldes de estos pueblos tienen en su mano la llave para que retornen las guardias médicas. En eso no he cambiado de idea. Los alcaldes tienen mucho poder, más de lo que imaginan y al margen de sus afinidades y las lecturas de sus correspondientes partidos, deben hacerse piña en esta lucha hasta conseguir el retorno de las guardias médicas. Algo se mueve en este aspecto y por ahí han de seguir las cosas para que los gestores pongan freno a la desmantelación de estas comarcas.
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