Como autor, lo primero que me seduce de los otros autores, son la generosidad y la sinceridad. No sé por qué orden, pero son dos actitudes que me invitan a penetrar en su obra, a revisarla y promoverla, como me ha ocurrido con José María González-Cotera, el autor de este apasionante libro inédito. La edición a través de internet se licencia bajo “Creative Commons”, que concede los derechos de la misma a quienes como este humilde servidor, llegan a sus puertas y desean difundirla de manera altruista.
José María relata cómo, al sumergirse en la ingente información de este imponente Archivo, se asombra de la naturalidad con la que allí se daba cuenta de viajes que aún hoy produce vértigo proyectarles y en cuya aventura andaban ya implicados un buen número de cántabros. Al margen de las vicisitudes por las que muchos atravesaron, aquello implicaba heroicidad, deseos de viajar a un mundo extraño, avalado por los relatos de los primeros conquistadores, lo que nos ha llegado a través del cine por la leyenda de “El Dorado”, sin olvidar, naturalmente, la oportunidad que aquello suponía para muchos funcionarios civiles y eclesiásticos, que buscaban un puesto en la gobernación de aquellos territorios o un lugar en las diócesis que se iban construyendo. En 1524 se crea el Consejo de Indias al que aparece vinculado la Casa de la Contratación, donde se trataba de la revisión y el aprovisionamiento de los buques, la adquisición de mercancías: armas, municiones, azogue para el beneficio de la plata...
Entre otros cargos, se cita al tesorero, a cuyo cargo estaban todos los caudales de las Indias, tanto de la Corona como de los particulares, haciéndose cargo así mismo de los bienes dejados por los fallecidos en aquellas tierras o en la travesía, hasta que eran asignados a sus herederos legítimos. Con el tiempo, como sucede siempre en todas partes, la citada casa de la Contratación se vio aquejada por la ineficacia, lentitud y venalidad de los funcionarios, hasta sumergirse en un verdadero caos de compras y ventas, de intereses creados. La insaciable voracidad de Hacienda condujo a proveer más oficios de los que eran necesarios, apareciendo los "jueces supernumerarios", que habían de aguardar para ocupar su destino a que quedara vacante su puesto.
2 Comentarios
Hola Froilán: Hoy he descubierto este blog y he leído tu referencia que te agradezco cordialmente. Tu resumen es muy exacto (salvo que fueran 1535 cántabros: lo que escribí es que desde 1535 aparecen lebaniegos en la aventura de Indias), el resto es perfecto; has sabido resumir perfectamente mi tesis.
ResponderEliminarMuchas gracias. José María
@ 25.11.08 [][PD]
Amigo José María:
ResponderEliminarEstuve buscando tu correo en el ensayo pero no conseguí dar con ello. Quería animarte a presentarlo en la Institución Tello Téllez, en la que saldrá publicado dentro de unos días un ensayo mío sobre Barrio y Mier, un paisano, político de Verdeña, en la Castillería, nacido hacia mitad del siglo XIX, que lucha mucho por esta zona y que como ya digo en el comienzo del resumen que hago de tu obra, es la única manera de sacar adelante estos trabajos. Creo que el mérito es tuyo por estudiarlo, por sacarlo a la luz y como decía Cristina Maristany: "por luchar contra la cruel desmemoria del paso de los tiempos. Vivir el presente sin deshacernos de lo que vimos. Sólo eso, no olvidar."
A propósito, los artículos les han colgado en el foro "Pernía" donde la gente lebaniega ha discrepado de algunas referencias de las que hablamos. Si estás interesado te hago llegar la dirección del mismo.
Saludos y adelante
@ 25.11.08 [PD]
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