Hace unos días murió Tola, a la avanzada edad de 29 años. Los diarios recuerdan cuando fue recuperada por la Guardia Civil en 1989, junto a su hermana Paca, después de que unos furtivos mataran a su madre. El cabo Rico le cuenta a un reportero de Nueva España, cómo las alimentaron los primeros días con miel, que ellas chupaban de sus manos; biberones de maicena y cosas dulces. Paca y Tola pasaron cinco años en el Parque Cinegético Nacional del Hosquillo, en Cuenca y el Gobierno asturiano los habilitó finalmente un recinto en 1996, una casa para toda su vida, que sirviera al mismo tiempo para exponerlas como reclamo turístico dentro de una ruta conocida como "La senda del Oso".
Y así lo entiende la periodista, que insiste unos días más tarde: "Los vecinos de Proaza y Santo Adriano ya pueden respirar tranquilos. El cercado osero, convertido en uno de los principales motores económicos y turísticos de la zona, seguirá en funcionamiento después de "Paca" y "Tola".
Los medios de comunicación hablan de Paca y Tola como símbolo de la lucha por la recuperación del oso pardo, especie en peligro de extinción, lo que les viene bien a los depredadores autorizados para aprobar nuevas partidas presupuestarias y lanzarse a campañas donde el oso sea la estrella invitada. Todos somos depredadores. También quienes asistimos al espectáculo con los brazos cruzados. Y todos han pasado por alto el dolor de Paca, su hermana y compañera. No entiendo qué han visto los animales en los humanos, que los explotan y los matan.
Imagen: El Comercio
..Froilán de Lózar
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