He procurado siempre colocarme al lado de la razón, consciente de que cada día es más difícil, porque todo crece, todo avanza y las historias se complican a medida que te acercas a ellas. Decía el escritor ruso León Tolstoi "La razón no me ha enseñado nada. Todo lo que yo sé me ha sido dado por el corazón".
Agradezco haber atrasado la salida del artículo porque, así, en caliente, se confunden las cosas y aunque sí lamente la lentitud del ayuntamiento, porque debió paralizar la construcción de la nave cuando todavía no había animales dentro, no caben la venganza ni el despecho pues si nos atenemos a razones, hemos levantado una nave de 26 metros cuando la licencia concedida en 1993 era para levantar una tejavana donde recoger el motocultor, la segadora y los aperos de labranza. «Tengo setenta vacas tudancas, algunas preñadas y a punto de parir. ¿Qué hago? «Yo igual no he hecho las cosas como deberían hacerse, es verdad, pero él no me ha dado la oportunidad de corregirlas», asegura Denis conteniendo las lágrimas.
Y en ese terreno es precisamente donde entra a batallar el corazón, porque la razón del corazón pregunta: ¿Cómo vamos a mantener en pie estos pueblos pequeños? ¿Poniendo mil trabas a los que quedan en ellos? ¿Qué problemas puede dar una construcción en un pueblo que no puedan solucionarse de otra manera menos traumática?.
0 Comentarios
Si la entrada tiene más de 15 días, revisaremos tu opinión. Puedes comentar libremente. Agradezco tu participación. Sé prudente y respetuoso al exponer tus juicios.