Hospitalidad, bello criterio

Uno de los estigmas que marcó a esta tierra desde siempre, fue la hospitalidad de sus gentes. Hemos llenado páginas y páginas hablando de la carne como marca, de la gastronomía en general, de las rutas; en una palabra, del enorme potencial turístico.




La Ley de Espacios Naturales nos define como "áreas naturales poco transformadas por la explotación u ocupación humana..." Y en razón a esa belleza que nos rodea y a esa enorme riqueza de flora y fauna que nos avala, los gobernantes descubrieron por fin sus altos valores ecológicos, estéticos, educativos y científicos, cuyo cuidado y observación merece una atención permanente. Sobre esto mismo hablaba Mañueco siendo presidente de la Diputación en un especial que el diario ABC le dedicó a Palencia en Julio de 1994.

En la contraportada de nuestro diario, el 12 de diciembre, el redactor llevaba a un titular las palabras del alcalde de Villalba de Guardo: "Estoy orgulloso de la honestidad que ofrecemos", que bien mirado, tiene mucho que ver con esa acogida de la que ahora hablo.

Pero yo dudo que seamos herederos de quienes dicen.

David del Olmo, asegura en un informe realizado con motivo de la Feria de Turismo de ese año, que los pobladores de Cervera tuvieron un gran protagonismo como héroes durante la toma de Baeza y Antequera, y que desempeñaron un papel importante en la batalla de Salado. Y aún hay más: nuestros antepasados fueron hasta Granada a reclamar el tributo castellano que les correspondía y se les negaba, acompañados por Sancho Rojas, a la sazón obispo de Palencia. La historia les recuerda tan entregados en la batalla del Desfiladero de Boca del Asno, a las puertas de aquella ciudad andaluza, que si miramos hoy la pasividad y el desinterés que reina por todo, no podemos dar crédito.

Porque, sin ir tan lejos, buceando en los recuerdos más recientes, uno se acuerda de la camaradería que imperaba, de la entrega de los vecinos para ayudar a los menos pudientes en la recolección de la cosecha, en las labores del campo, en las huebras...

Por todo lo que se ha contado, por todo lo que yo he visto, la fiesta de cada pueblo era un encuentro con los pueblos vecinos, un día de romería donde todos los forasteros encontraban acomodo y comida.

Sobre la hospitalidad de las gentes de la montaña habló bien en Cervera el seleccionador Iñaki Sáez: rudo, campechano, a todos nos cameló con un pregón sencillo.

"Buena tierra, mejores gentes" —escribe aquí mismo Eduardo Álvarez— Y añade: "No escribo nada que no piense. Exageraciones, las justas. Volveré a disfrutar de la hospitalidad de verdad y sobre todo de algo tan escaso en esta comunidad: el sentimiento de orgullo del que se sabe nacido en Palencia".

Bello criterio, pero de todo hay en la viña del señor y no faltan aquí raudales de indiferencia, pisotones, portazos, negaciones a diario de gentes que sí, a todo amén, amén, pero allá te las apañes luego.

Uno se aferra a los recuerdos donde se hallan tradiciones e historias en las que participaban todos. No es que se hayan cerrado las puertas, pero no nos engañemos: ni asomo queda de la hospitalidad de antaño. Y les hay que se sienten hasta molestos cuando se llenan los pueblos en verano, como para pensar en ir más lejos con la repoblación.

Como destino turístico, pase.

Como lugar de vacaciones, pase, pero para hacer realidad ese lema que algunas asociaciones lanzaron años atrás de "quédate a vivir", hace falta una acogida plena que ahora no se vislumbra.

Lo de la hospitalidad, si somos sinceros, es un bonito criterio, sirve bien como título, puede que algunos lo contemplen en su corazón y lo practiquen en su vida cotidiana, pero no es algo que abunde y eso contribuye también al empobrecimiento y a la despoblación de nuestra tierra.


De la sección del autor "Impresiones" en Diario Palentino.
Imagen: @Orígenes, Sierra de Brañosera

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