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Cómo vamos del olvido a la Reserva

Todas las personas que habitan estos núcleos, desde un anonimato del que se niegan a salir en muchas ocasiones, han contribuido al cuidado y desarrollo de esta tierra. No sé si ese aspecto lo contemplan también quienes hacen las leyes , aquellos que tienen la palabra para hacer y deshacer las normas a las que luego deben someterse quienes lo cuidan para que vengan a disfrutarlo otros.




Revisando la hemeroteca de un diario de Asturias, cuenta allí un colaborador la importancia que desempeñaron pastores y montañeros para la exploración y divulgación de los muchos accidentes geográficos que se extienden por los Picos de Europa. Así, por ejemplo, uno de los picos situado sobre el Neverón de Urriellu había sido hollado por el pastor de Bulnes Fidel Mier Bárcena, quien la última vez que subió encontró una tarjeta de Emilio Ribera Pou, famoso montañero que, equivocadamente pasa por haber sido el 15 de agosto de 1933, junto con Carlos Mier, el primer ascensionista. Un millonario francés, que corona entre 1890 y 1893 muchas de las cimas a las que nadie había llegado, topógrafos militares y geólogos, como el gallego Casiano de Prado, que explora la garganta del Cares a partir de la aldea leonesa de Caín hacia el siglo XIX. Son nombres que sirven como ejemplo, y que han contribuido de algún modo, al descubrimiento de zonas a las que sólo llegábamos con la vista.

Aquí ocurre algo parecido y así lo describen los investigadores: lugares e historias a las que llegamos gracias a la providencial mano de un pastor que un día quiso recorrer los roquedos que veía cotidianamente. Quiero hace hincapié en esto por si coincide y me leen quienes hacen las leyes, quienes miran por el cuidado de las especies protegidas, y aquellos que, por un amor a la naturaleza fuera de toda duda, arrinconan, ensombrecen, anulan la figura de quienes viven en tantos pequeños pueblos alejados de tantas prestaciones. Ignoro si es un hecho ya o lo será en los próximos meses. Un estudioso de estos pagos, el trinitario Vicente Basterra Adán, adelantó la noticia en una conferencia que ofreció en San Juan de Redondo: pronto recibirá un nombramiento especial todo el entorno de "Peñas Negras", lugar por donde atraviesa la llamada "Senda del Oso", siglos atrás lugar conocido como "El Condado de Peñas Negras".

Digo que no me extrañaría al paso que vamos, y una vez demostrado el alto valor ecológico y todo el complemento emocional que conlleva el verdor, la fauna, el agua, el monte..., no quedará un reducto que se libre de un nombramiento que lo aúpe más en el escalafón del Patrimonio, dicen las autoridades y los entendidos que para preservarlo, a veces pensamos los neófitos, que para alejarlo más del pueblo, interrogándonos qué sentido tiene tanta medalla y distinción, si a la postre, esas medidas al pueblo no le reportan nada más que disciplina severas, impidiendo en muchos casos el normal desarrollo de sus actividades. Del olvido total hemos pasado a la reserva, para ser observados y conducidos como especies raras que durante años sobrevivieron al pasotismo de la administración. Dicen que de los errores siempre se aprende y uno de los errores donde más veces se ha tropezado ha sido nombrar parques sin consultar a las administraciones y ciudadanos implicados en las posibles zonas afectadas, de manera que, el ejecutivo, para enmendar el error más grave, destina dos de cada tres euros de las inversiones a las zonas rurales. Dinero que se dedicará a la construcción y arreglo de carreteras, establecimiento de nuevas empresas, mantenimiento de centros educativos y otras medidas que, como siempre llegan tarde, destinadas a frenar la sangría poblacional.

Alguien tiene que enfrentarse decidido a los errores del pasado y, sobre todo, no confundir hombres con árboles, ni ecología con armonía. La convivencia nos obliga a todos un poco a aportar y a ceder para que la historia siga su curso.

Imagen: Pumar59, San Salvador de Cantamuda.

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