Un muchacho joven, de camino hacia el Parador de Fuente Dé, ha sido la causa de que se nombrara Piedrasluengas (por cierto, perfectamente), en todos los telediarios y emisoras. Un periódico nacional relataba en contraportada la experiencia vivida por Agustín Trueba, cántabro de 29 años, que ignorando el duro invierno palentino, se aventuró por nuestro puerto quedando atrapado en algún lugar entre el pueblo que lleva el mismo nombre y Camasobres.
Si alguien revisa los archivos de este periódico comprobará que hemos hablado muchas veces de la nieve, que estos pueblos han vivido incomunicados y que han sido tratados durante años como simples objetos de decoración. Ni quienes conducían las máquinas eran conscientes del ahogo que se padecía en un radio de cincuenta kilómetros cuando, por lo general, cumplida su labor, dejaban el trabajo y regresaban a sus casas para emprender la faena al día siguiente. No es la primera vez que nos dejan sorprendidos. "Este camino pertenece a ta Diputación". "Esto pertenece a Obras Públicas". "Esta carretera no es competencia nuestra". Estas controversias se suscitan a menudo. Así, por ejemplo, el presidente de la Asociación 'Peña Escrita', Telésforo Redondo, de Santibáñez de Resoba, se quejaba en diciembre de 1990 del aislamiento sufrido en aquella zona durante cinco días, acudiendo finalmente en su auxilio el tractor pala del Ayuntamiento de Cervera. En San Salvador se suscitaba también una fuerte polémica cuando se puso grave una vecina y el alcalde no dio permiso para utilizar el tractor del Ayuntamiento y poder llegar hasta Cervera. Cuando se trata de una vida, yo pienso que se coge la máquina que sea, se la pone en la carretera que sea y que sea lo que Dios quiera, porque de otro modo los pueblos están siempre pendientes de recibir tas "competencias" adecuadas que les libre de esos encierros peregrinos.
Pero se consuela uno de lo lindo viendo la casa del vecino.
En 1993 la nieve caída en Ávila provocó una agria disputa entre los diferentes representantes políticos; unos, que no se había retirado a tiempo; otros, que no se había utilizado la máquina más apropiada. Lo cierto es que los representantes políticos están en la capital asentaditos y la nieve está aquí, sabemos que viene y va como la vida y contra ese efecto no se puede hacer nada.
Después de varios años y de varias premoniciones fallidas, el invierno llega en 1996 a la montaña palentina de la mano de Valentín. A lo mejor mañana, un editor oportunista le compra los escritos a Trueba, que suena bien-, y hace con ellos un diario. Serviría eso, acaso, para darnos en el morro a quienes durante tantos años hemos tratado de demostrárselo, sin haber notado un cambio generoso en la forma de proceder de nuestros gobernantes.
Imagen: @Pumar59
De la serie "Vuelta a los orígenes", en Diario Palentino.
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