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La calidad no empieza por la publicidad, pero ayuda mucho



Partiendo de la vieja premisa, amigo Pedro, por la que ambos intuimos que muchos de los nuestros no nos tendrán en consideración, de poco servirá elevar un día más una señal para proponer una fuerte y continuada promoción de nuestros productos.

Hace unos días, en ese largo viaje con parada en Cervera, Raquel Cabeza y su hermano Uko, el que da nombre al producto, me enseñaron las nuevas dependencias de la fábrica situada a las afueras, en el lugar de Valdesgares, a la sombra del emblemático Pico Almonga.

Aquello ya no es la vieja sierra de madera donde empezaron. Es el futuro de un proyecto que se inició en el centro de la villa, con la incertidumbre de no 

saber a dónde llevaría. Esta pequeña empresa, que trabajó a destajo para darle producto a la multinacional Nabisco (cuentan los dueños que era hermoso ver danzar casi cincuenta cuerpos al unísono); que además de su producto estrella elabora integrales para Granada y Bilbao y en estos días ha iniciado la producción de unos tortos blancos de canela para una marca blanca de Palencia, es digna del mayor elogio, por su continuidad, por su puesta en escena, porque ha paseado a Cervera por el mundo, casi de puntillas, con una promoción que boca a boca se ha ido expandiendo por la tierra de la mano de tanto palentino ausente.

Es verdad que, cuando lo que haces te gusta y sigues escalando peldaños como las hormigas, pese a tantas dificultades como salen al paso, siempre queda un resquicio de luz al que te aferras, al que, pese a las diferencias ideológicas y de todo tipo, uno se aferra, todos nos aferramos.

Porque pienso que -llevando en consideración esos matices- no hay cerverano que no vea con buenos ojos la expansión definitiva de esta historia que se inició como una prueba, a modo de capricho e ilusión de sus dueños. 

Cuando estas líneas vean la luz, ya en el ocaso del Otoño, el Corte Inglés, posiblemente, en buena parte de sus centros, haya publicado en la revista "la tienda en casa" unos lotes de este producto nuestro: "Pisuerguinas, Lazos de chocolate, Socorritos y Pastas finas de té". 

El producto ha viajado a Bruselas, como los parlamentarios, y también a Los Ángeles, llevando como guía y promotor a un hijo de José Vega Antuña, asturiano de pura cepa, viejo corresponsal de este diario, alcalde que fue de la Pernía, a quien recuerdo poniéndole música a las nevadas de la montaña en aquel viejo "cimbalillo". 

Otro producto de la tierra es el orujo de Lantadilla. El año pasado, por estas fechas, Charly -como cariñosamente le conocemos al propietario de esta empresa- viajó a Bilbao. Como seguidor del Real Madrid quería asistir al duelo entre los dos equipos. Nos reunimos unas veinte personas, entre los promotores de su producto aquí en la zona norte y los cazadores que por mediación suya tienen alquilado el coto en Lantadilla, y cenamos en un txoko de la calle Mazarredo. Al final de la cena, Charly, una vez más (recuerdo que la anterior fue en un restaurante de Frómista), abrió una caja donde venían mezclados sus productos, convirtiéndose nuevamente en un vehículo anunciador único, convencido hasta los tuétanos del dulce elixir que allí portaba, después de haber pasado por un complejo entramado de calderines y columnas. 

La ilusión de nuestros artesanos es inmensa. Ya no se trata de montar una empresa y dejarla que gire en manos de gerentes y promotores. Ellos son el alma y el corazón de las historias que emprendieron yeso precisamente es lo que más fuertes les mantiene en los momentos delicados. 

Sin embargo, creo que a pesar de tantos colaboradores como brotan espontáneos, no hay un seguimiento adecuado del producto. La publicidad, que es fundamental para que crezca cualquier cosa, requiere de un fuerte desembolso, lo que dejada al descubierto una empresa que en situación normal trabaja con una plantilla reducida. Todo se andará. En ello están. En ello estamos. 


PD
El médico Astruga, casado con una hija de Don Evaristo y residente en Aguilar, me deja en San Salvador un periódico de "El Diario Palentino" del día 5 de noviembre. José Vega Antuña me llama desde Valladolid y me pide fotocopias de todos mis artículos. "Sigue adelante. Haz lo que quieras, pero no dejes de escribir". 
Son notas da apoyo que se unen a la carta de Jaime García Reyero, el promotor del Concurso Internacional de Cuentos de Guardo y de la desaparecida revista "El Roble", otros productos de la tierra que tantos y tan buenos amigos hicieron dentro y fuera de ella. Siempre es necesario su comprensión y apoyo, porque él conoce las dificultades y el olvido de los que hablo y a su vez se ha enfrentado a ellos muchas veces. 

Gracias de corazón a todos. 

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