Procuro distraerme y distraerles con historias que han ido llegando hasta nosotros desde lugares que a su modo las viven y soportan también. En México alcanzaron notable difusión las leyendas acerca de los lobos. Para los indígenas más ancianos el alma de un lobo nunca desaparece de este mundo. Por aquellas tierras, hacia el siglo XVII, toma vida la leyenda de Zaclatán, donde se cuenta la lucha feroz de un hombre y una bestia en la que los dos pierden la vida. Los escritores de allá, impresionados por esa lectura, explican así la estela que se levanta en el lugar del combate para conmemorarlo. En la misma se aprecia al cazador y al lobo abrazados y por debajo la consignación de la leyenda.
Pero tampoco es necesario viajar tan lejos para encontrarnos con leyendas que nos acercan a los lugares y sus gentes, y en las que se explican los miedos de lugar, los vínculos que marcan un determinado comportamiento y donde entre líneas asoma una buena parte de la historia verdadera.
Es el caso de “La Reina loba”, como se la conocía a una mujer en la provincia de Orense, que obligaba a sus súbditos a la entrega frecuente de alimentos, obligación en la que iban turnándose las familias para evitar así su ira.
En Otero de Bodas (Zamora), cuenta la leyenda que su fundador, condenado por la maldición de una muchacha a la que mancilló, mataba a las mujeres con las que se desposaba y para no dejar rastros, echaba sus cuerpos a los lobos.
El Ayuntamiento zamorano de Puebla avanza en un proyecto de recopilación de historias y leyendas que sobre el lobo se van tejiendo en las comarcas fronterizas de Sanabria y el Parque Natural de Monteshinos, en Portugal. En el mencionado proyecto trabajan el naturalista Luis Riesgo y el investigador Joau Pedro Galhano, al parecer, muy volcado desde hace años en la interpretación de las relaciones entre el hombre y el lobo.
Aunque personalmente no le vea justificación a ese dinero que los gobiernos destinan a la conservación de los animales, cuando tanto se lo niegan al hombre para que dignifique el entorno donde vive, si le encuentro cierto sentido a la participación de la Junta de Castilla y León en este Centro del Lobo. La comarca de Sanabria y Carballeda, alberga en la actualidad la mayor población del lobo en la península ibérica y una de las mayores de Europa, y otro tanto sucede en el Parque del País vecino que se alía también para llevar a cabo esta empresa. En Asturias, asimismo, la figura del lobo es controvertida y polémica. En agosto del pasado año, uno de los colaboradores de Félix Rodríguez de la Fuente, el biólogo Carlos Sanz, capitaneó la exposición denominada: “leyenda y realidad del lobo ibérico”. La muestra de Belmonte estaba compuesta por objetos y fotos cedidas por entidades y particulares con las que, probablemente, se pretende suavizar esas voces de la población que afectados por los ataques de la fiera, están pidiendo su cabeza. Los especialistas tratan de demostrar la importante labor que este animal desempeña en el equilibrio biológico de los ecosistemas en los que habita, aunque desde el mismo Fapas se reconoce como una especie ecológicamente muy compleja y que interfiere en muchas ocasiones en los intereses de la gente que vive del campo.