La joya herida

Mucho se ha escrito sobre la Colegiata de San Salvador de Cantamuga. Su fundación por la Condesa Elvira en señal de agradecimiento –dice la leyenda– al milagro que devuelve lo sentidos a la criada para que grite la inocencia de su ama y señora. No en vano, la condesa fue conducida por la zona más agreste de la Peña Tremaya, cuando el conde estalla en celos.




Es de dominio público que la leyenda es un camino para explicar un hecho, pero presumo que muchas de las lecturas que se tejen en torno a las historias de estas comarcas, vienen arañando en buena medida la veracidad, pues parten de un castillo que los historiadores y etnógrafos aseguran que existió en la cima de la peña, cuya parte posterior muestra la agresividad que luego citan los cantores y donde sólo un milagro parece evidenciarse, caso de haberse realizado la travesía en una noche infernal, con todos los elementos en contra, incluyendo a la mujer que le da como guía para llegar hasta la base sin sufrir un eprcance, en palabras de la sordomuda.




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FROILÁN DE LÓZAR, SEPTIEMBRE DE 2020
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