Maestro de San Felices

Aunque es cierto que pasamos por la vida y se ciñe un velo sobre nuestra historia, ahora mismo se aviva el interés por personajes que vivieron antes: pintores, escultores, paisanos que dejaron su huella en templos y edificios, como es el caso del Maestro de San Felices de Castillería.
Se conservan excelentes muestras de pinturas murales, también conocidas como pinturas al fresco o temple, que nos sorprenden gratamente, en medio de unos siglos que pasaron de fomentarlo o repararlo, metidos en otras guerras y preocupaciones.


Se calcula, por la temática desarrollada, que su autor fuera un clérigo con extensos conocimientos de las Escrituras, aunque entre sus obras aparezcan también elementos profanos, como “La batalla de Clavijo”, una de las más célebres batallas de la Reconquista o, un juglar tañendo una vihuela.

Para los entendidos, parecen salir de su mano muchos trabajos a los que siempre se antepone un “probablemente sea del llamado maestro de San Felices”, que pintó o pintaron en su nombre en algunas iglesias de estos pueblos a finales del siglo XV.

Aunque no dejamos de programar nuevas escapadas hacia valles vecinos cuya vida y patrimonio desconocíamos, recibí una grata sorpresa al visitar el pasado año en compañía de Margarita Marcos el valle de Valdeolea, donde se localizan algunas de esas iglesias románicas que conservan conjuntos pictóricos del citado maestro, Las Henestrosas de las Quintanillas y, sobre todo, los de Mata de Hoz y Santa Olalla, al sur de Cantabria.

Para los expertos en este tipo de arte, las más relevantes aparecen en la localidad que le da el nombre: San Felices, en el valle de Castillería y, por proximidad, las que se le atribuyen en San Cebrián de Mudá, Valberzoso y Revilla de Santullán, al norte de nuestra provincia. Cuando viajamos por estos pueblos, cualquier pequeña cosa nos sorprende. Imagino lo costoso que fue para aquellos artistas, con las limitaciones de aquel tiempo, aunque no es la calidad artística lo que hoy agradecemos, sino el documento histórico que nos legaron y que cada una de las personas que lo mira irá interpretando de una forma, sin perder vigencia su mensaje.

LA MADEJA | DIARIO PALENTINO

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