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Tratos y empajadas

Pero si algo nos enriquece de verdad es el folklore. Lo poco que hemos podido conservar. Es el legado que dejaron los nuestros. Aquellas coplas que cantaban nuestras abuelas a la salida de la iglesia, en la plaza, a las puertas de la casa de la novia, en la entrada del pueblo, para dar la bienvenida a una autoridad que venía de visita. Cuando Valdivieso escribe sobre las costumbres y los cánticos de Burgos, a mí me recuerda, con otros matices, a los nuestros.



Este autor recoge la costumbre de “la empajada” en tierras burgalesas. Cómo los familiares de los novios tratan de llevar con la máxima discreción aquel romance, no vaya a ser que no cuaje o se tuerza antes de tiempo. Asunto muy difícil de llevar en un pueblo donde todos se conocen y donde funciona el boca a boca a las mil maravillas.

Lo cierto es que culminados los “tratos”, se iban preparando las cosas: la ceremonia, los padrinos, la dote; los novios debían "leerse" y era el párroco el encargado de comunicar el acontecimiento a los feligreses, un comunicado que se repetía durante los domingos o festivos siguientes por si alguien conocía algún impedimento por el que esta boda no debiera celebrarse y parece que después de esa lectura la noticia podía tomarse en serio.

Pero en los pueblos, antes de que lo anunciara el cura ya lo sabía “to quisqui” y como si el secreto les quemara, los más enterados, para que no cupiera duda ponían en práctica la empajada que, en estas tierras burgalesas, consistía en marcar durante la noche un sendero o camino con paja desde la casa del novio a la de la novia.

Pregunto en varios pueblos de nuestra montaña, a gente de mi edad, que me cuente alguna anécdota al respecto, pero me dicen que ya no tienen memoria. He aquí lo terrible de la despoblación, que muy pocos mencionan, el olvido paulatino de su folklore, de sus costumbres, de su historia. En Polentinos, los más ancianos recuerdan la que les hicieron a los padres de Maura por no comunicárselo a los mozos del pueblo de la novia. Cogieron unos burros, los llenaron de campanos y se fueron a dar la murga a Vañes, de donde era oriundo el novio.









..Para la sección "La Madeja, en Diario Palentino, @2018

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