A tantos hombres buenos


"Hay hombres que luchan un día... y son buenos. Hay otros que luchan un año... y son mejores. Hay otros que luchan varios años... y son muy buenos. Sin embargo, hay otros que luchan toda la vida. ¡Esos son los imprescindibles¡"


Bonito adorno de Bertolt Brecht que podría completarse con la cita que los libros recogen del escritor "Voltaire": "Esta vida es una lucha permanente, y la filosofía es el único emplasto que podemos aplicar a las heridas que de todas partes recibimos".

Un editor me comunica la idea de publicar un libro que contenga la historia más reciente y más completa de la montaña palentina. ¿Un libro? Es una idea tentadora después de la bonita experiencia que me deja la "Historia de Guardo" en manos de mi buen amigo Jaime García Reyero. Cómo se convierte en la primera población de la provincia, cómo crece al amparo de la industria y con cuánto mimo va descubriendo el autor palentino su vida, su evolución, su orígen; todo lo que se mueve y respira en aquellos años tan llenos de incertidumbres y carencias. Pero se requiere tiempo, mucho tiempo. Un libro de esa enjundia lleva años de trabajo, de consultas, de entrevistas... Jaime exhibe todas sus armas: las de maestro, las de cronista oficial de la villa, las de investigador curioso y paciente, que un día despierta su inquietud en un Archivo Parroquial repleto de personajes, historias y acontecimientos.

Curiosamente, Jaime pone broche de oro a una serie de entrevistas que a lo largo de tres años publiqué en el "Norte de Castilla" bajo el subtítulo de "Protagonistas de la montaña palentina".. Vuelvo a recrearme en tantas personas, personas de pueblo, sencillas, dicharacheras, con un corazón que se salía del pecho.

Me asusta la carta que remite Faustino Varona, lector asíduo de este diario, que ejerció en Valderredible cinco años, a quien visito en su rincón de Angulo; veinte años de misionero en los rincones más pobres de América y no puede evangelizar este rincón de Burgos. "Veo por el palentino que vives, revives, coleas y la lucha constante te hará ganar la batalla".

Me llama desde Aguilar Marta Redondo para decirme que tengo muchos seguidores en aquella plaza. Y es probable. Después de tantos años, uno no quiere premios póstumos y no espera otra cosa que sentirse apreciado por los suyos. Es una invitación clara a seguir ejerciendo este noble oficio, a seguir peleando para que nuestra tierra sea reconocida y valorada con justicia.

Antes de llegar hasta ustedes, he recorrido muchos pueblos, he visitado muchas casas, me he sentido arropado por tantos rostros, que para mí el hombre de esta tierra es lo primero, y no lo digo sólo porque estamos ya en la Nochebuena, donde parecen apagarse todas las malas cosas. Lo digo porque el hombre me ha traído lo que soy, me ha dado lo que siento, y con él me he sentido impotente o despierto, apagado o vencido, con él he volado por estos cielos nuestros, con él me he adentrado en las entrañas de la mina para dar de comer a un caballo ya ciego. Los hombres y las mujeres de esta tierra han sido el motivo de que ahora mismo le de a esa tecla del recuerdo.

Como diría Chillida, yo no entiendo casi nada,y me muevo torpemente, pero el espacio es hermoso, silencioso, perfecto... Yo no represento, pregunto.

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