Siempre se ven las cosas de otro modo, para qué vamos a discutir lo indiscutible. La montaña es lo mejor para pasar un fin de semana dando saltos, para llenar los pulmones de aire bendito, para dejar atrás el ajetreo incesante y pernicioso de las ciudades. Y qué bienestar produce asomarse desde la imaginación a la Montaña. Pero los montañeses no encuentran el mismo apoyo a la hora de desenvainar la espada contra los empresarios de las explotaciones a cielo abierto, por ejemplo. A quienes les sienta bien el aire, les importa tres pitos que las máquinas entren a saco y arrasen montes y terrenos a costa de lo que sea. Ya vendrá mayo y se aplacarán lo ánimos. Las cosas se ven de otra manera. Y poca gente se implica con entusiasmo en asuntos que sólo nos aportan coscorrones. La montaña cae bien, pero quienes viven en ella se matan en soledad para impedir atropellos y proyectos dudosos.
La publicación ofrece un detallado estudio de cada lugar, que puede convertirle en viajero, andador o visitante, y caminar con gozo por estos bosques, recorrer sus rutas, sendas, admirar sus cuevas, cascadas y espacios naturales, sus eremitorios, iglesias y museos, y visitar los diferentes Centros de Interpretación...
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