"Y yo me iré; y estaré solo,
sin hogar, sin árbol verde,
sin gozo blanco, sin cielo azul y plácido...
y se quedarán los pájaros cantando".
La Iglesia que busca misioneros, que anhela vocaciones, que desespera porque parece que la devoción se está perdiendo, les ha dado una buena patada en el trasero a estas monjas de Espinosa, que cuidaban la huerta y repartían las horas entre el rezo y la limpieza del convento. Les han echado de casa y no ha servido la cuenta corriente con noventa millones que durante el siglo entero, como hormigas, fueron acumulando.
"Si las monjas desobedecen la orden -explicó su representante-, además de la exclaustración, perderán a su capellán, les será cerrado el sagrario y hasta les quitarán el hábito".
Es decir, lo perderán todo, hasta la vocación que se lleva en el alma les será arrebatada. Esto de mandar a freír churros a la gente por la edad avanzada y el reducido número, me recuerda mucho a los motivos esgrimidos por nuestros políticos y autoridades en relación con nuestros pueblos. Para que se hagan una idea, eso es como echarle a uno a una residencia sin estar preparado; plantar1e a uno en la calle después de tantos años bajo el mismo techo, embargarle, expropiarle, romperle a uno los esquemas por un capricho sin sentido de la Santa Sede.
Parece que está bien visto que el Papa disfrute de una "Ciudad del Vaticano", mientras que cinco monjas en el ocaso de su vida se debaten entre la duda y el exilio. Que las autoridades de la Iglesia me expliquen cómo se como esto, mientras medito a solas los versos del poeta:
"No quiero que me ofrezcas
paraísos de luz en lejanía
y vayas devorando,
implacable, mi vida".
© Froilán de Lózar para Diario Palentino
Imagen: Espinosa de Henares, en Todo Pueblos
2 Comentarios
En su escrito del 24 de octubre en "El Diario Palentino", correspondiente a su columna "La Colmena" y que titula "Cinco monjas y un destino", se atreve a tratar el tema y asunto de las religiosas del convento de la Asunción de Espinosa de Henares. Y es tal su atrevimiento que hace esta afirmación: "romperle a uno los esquemas por un capricho sin sentido de la Santa Sede". ¿Piensa usted siempre lo que escribe? ¿Escribe usted siempre de lo que sabe y trata de saber lo que escribe? Porque pudiera ocurrir que sí tenga conocimiento de la verdad, pero por razones que no llego a alcanzar, escribe contra verdad y muy dentro del camino de la mentira. Es usted tan atrevido como los ignorantes cuando discuten de lo que nada saben. Decir que la Santa Sede ha obrado por capricho y sin sentido es un asunto 'tan serio y tan grave,' es descalificarse como periodista, por no decir que como persona. No soy quién para aconsejarle, pero sí me atrevo a decirle que escribir en los periódicos es algo más que escribir a "tontas y bobas". Que lo mínimo es tener sentido de la responsabilidad. Cuando se juzga a los demás, hay que estar muy seguros de cuanto se dice, cómo se dice y por qué se dice. No, señor de Lózar: la Santa Sede no obra por capricho y menos sin sentido. Claro que usted es muy libre para decir que después del lunes viene el miércoles y que el viernes sucede al martes. Y lo peor es que tendrá lectores que se lo creen y hasta algunos amigos que le aplaudan por afirmar que en el mes de octubre no hemos tenido más que tres domingos en lugar de los cuatro que señalan los calendarios. Que no, señor de Lózar, que no es de recibo escribir de lo que se ignora y menos juzgar a la Santa Sede con esa ligereza. ¿Tal vez maldad? Sinceramente, todo el artículo está como para tirarlo a la papelera. ¡Ah! ¿qué quiere ústed decir cuando escribe lo de las autoridades y los políticos en torno a los pueblos? ¡Vaya comparación!
ResponderEliminar@Germán García Ferreras, sacerdote, 29 Oct 1997
He vuelto a leer "La Colmena" de mi buen amigo norteño Froilán de Lózar, que el pasado 24 de octubre publicó en estas páginas con el título de "Cinco monjas y un destino". Y la he vuelto a leer, porque la primera vez no vi en ella ningún desatino. Y tampoco en la segunda. Nada he detectado que obligue a "tirarla a la papelera". En cambio, Germán Garcia Ferreras se suelta cinco dias después, con una "Carta abierta a Froilán de Lózar", que no sé cómo calificarla, ni deseo hacerlo porque respeto las opiniones ajenas. Pero, al menos, permitame, señor Garcia Ferreras, hacerle alguna puntualización a esa su "Carta". Voy a salir en defensa de Froilán, aunque estoy convencido de que no lo necesita, porque me honro con su amistad y porque es una de las pocas plumas legitimadas en la Montaña Palentina para poner la palabra donde haga falta. El comentario vertido por Froilán de Lózar en "Cinco monjas y un destino" no es ni más ni menos que una opinión subjetiva, es la voz de un columnista de prensa que dice lo que él piensa. Da su versión. Y tiene todo el derecho. En cambio, usted se lanza a la yugular del articulista de San Salvador de Cantamuda con saña furibunda. No se puede atacar a alguien por el mero hecho de unos simples comentarios. Usted, señor García Ferreras, no tiene autoridad alguna para llamar ignorante a nadie. ¿Ha rellexionado sobre sus propias palabras? En ellas se detecta una inquina desproporcionada, fuera de lugar y sin fundamento. ¿Le ha parecido mal que Froilán haya opinado lo del "capricho sin sentido de la Santa Séde"? Bien", ¿y qué? Otros muchos comentaristas de diversos medios de comunicación (por no decir todos) y la mayoría de los habitantes de Espinosa de Henares están de acuerdo con Froilán. ¿Por qué no lanza sus golpes bajos contra ellos también? ¿Dónde está la libertad de expresión, señor García Ferreras? La Constitución, que votamos la mayoría, les ampara. Froilán de Lózar en su columna "La Colmena" (que leo, por cierto, siempre con deleite) ha dado su punto de vista sobre las monjas expulsadas de su convento en Espinosa de Henares. Y punto. ¿Que se ha equivocado? Es cuestión suya. Pero respetemos su equivocación o su acierto. Aquí está la grandeza de la Democracia. Si no le gusta, no le lea más (que lo dudo) y todo concluido. En cuanto a su pregunta final "¿ Qué quiere decir usted cuando escribe de las autoridades y los politicos en torno a los pueblos". Pues, está clarisimo. Esa simple comparación, salvando las distancias, sirve perfectamente para el mensaje del escritor norteño palentíno en '"cinco monjas y un destino". Esa es mi opinión también. Los que vivimos en la Montaña Palentina, y en especial Froilán de Lózar, su gran defensor, sabemos lo que eso significa, porque lo venimos sufriendo y padeciendo desde que nacimos.
ResponderEliminar@Jaime García Reyero, escritor, 5 Nov de 1997
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