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La otra vía

Alfonso J. Aparicio Mena, que me brindó el prólogo de uno de mis libros: "Tradiciones y leyendas", y que anduvo profundamente inmerso en ese mundo de las piedras, con la publicación de una revista 'Suiseki", ya escribía a propósito de "La otra vía', en 1984, mencionando entonces la tranquilidad y la imagen serena de estos pueblos: "donde la gente aún se sienta a las puertas de la casa las tranquilas noches de verano", y recuerdo ahora que, frente a tantos caminos como se nos brindan, proponía la alternativa rural. Veinticinco años después, aquella premonición de mi buen amigo se ha cumplido con creces, hasta el punto de encantar a mucha gente que nunca creyó que dicha alternativa consiguiese frenar el constante goteo de la emigración.

 

Para ver, hay que andar, otro lema que bien podría añadirse al de venir para volver, pues sabemos que la belleza que brota al otro lado de los pueblos, queda sólo a merced de montañeros y pastores. Es verdad que cada uno describe de manera distinta lo que allí encuentra, las impresiones que recibe, lo que a lo largo de la vida se le ha ido grabando a fuego lento, mensajes en los que el forastero apreció siempre un tono grandilocuente, como de fanfarronería, aunque quienes lo cuenten lo hagan con toda la naturalidad del mundo.

No es presunción de nada, ni ganas de marear a nadie. Quienes han elegido esta vía y en ella se mantienen pese a todas las discriminaciones que reciben por parte, incluso, de quienes les gobiernan, están alimentando una esperanza. Frente al olvido que impera en muchos pequeños pueblos de provincia, motivado en ocasiones -también hay que decirlo- por su propia desidia, se prodigan a la par y a manos llenas los olores, sabores, sensaciones, donde el hombre prevalece por encima de tantos y tan sofisticados aparatos, por encima de tan suculentos contratos y tanta marcha como nos vende la ciudad.

La historia es muy distinta. Ya sabemos que no es fácil dejarlo todo y agarrarse a este camino para vivirlo con todas las consecuencias que conlleva, pero es cierto que hay mucha gente que lo está intentando y algunos que ya lo han conseguido.

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