Monasterio de Ribas (y II)
“Como la iglesia es nuestra -y así consta en todos los documentos-, ustedes se van de aquí”, sigue recordando Julio, el día que los propietarios expulsaron a todos los que acudían a la ceremonia de una boda en el monasterio. El sacerdote le comunica al obispado lo sucedido y este lleva el asunto al juzgado. En el 92 lo registra el obispado. Mal porque ya estaba registrado, mal por el funcionario que lo acepta y mal porque se registra parcialmente: no incluye el claustro y la titularidad llega a metro y medio de la gotera. La sociedad propietaria apela para que se lo devuelvan o les indemnicen. Se lo desestiman. En Burgos, el clero aporta el documento de la boda celebrada allí y se les vuelve a considerar propietarios al ser lugar de culto. Los propietarios recurren a Estrasburgo, donde consideran que la propiedad es de la iglesia pero obligando a indemnizar a los propietarios por error de inscripción con 600.000€. Lo más curioso es que el obispado ha estado luchando de