Quintanaluengos
En Quintanaluengos existió a principios del siglo XI un monasterio. García Guinea señala que éste fue femenino y estaba unido o pudo ser donado al de Sahagún en el año 1043, por doña Tarasia Mordiuz y sus hijos Monnio y Momadona. Quienes describen su historia recuerdan que este lugar se despobló en el siglo XIV para volver a ser ocupado dos siglos más tarde, y mencionan el palacio barroco que destaca entre sus casas solariegas y la conducción de agua a través de una esmerada canalización. Además de la iglesia gótica dedicada a San Lorenzo, existió también la ermita de San Justo, ya desaparecida, a un kilómetro del pueblo, en el pago del mismo nombre. Sólo quedan pequeños fragmentos de teja y piedra. Es famoso el coto sin muerte de Quintanaluengos, que comienza en Ligüérzana y atraviesa Quintanaluengos, Rueda, Barcenilla y termina en Salinas de Pisuerga. Coto aclamado por mosqueros de media España por el número y sobre todo el tamaño de sus truchas. Es natural de este pueblo Jos