La Saga de los Mier (X)
Conclusiones finales Lo que nadie puede negar a estas alturas es que nos encontramos -más allá de su parentesco con el palacio monegasco-, ante un perniano, cuyo temperamento y suerte -que para todo es necesario-, le llevan a conservar y engrandecer el imperio creado por su tío. A medida que uno avanza en las biografías de estos paisanos, te sorprende la generosidad que demostraron con quienes se quedaron a este lado. En 1904, Isabel Pesado, esposa de Antonio, que había sido testigo de la escasez con la que se vivía en la tierra de sus ancestros, envía 4000 pesetas (mucho dinero en aquellos años), para que se repartan por igual entre cada vecino de los pueblos de Piedrasluengas y Redondo. No es extraño que todos quieran disputarse esta historia. En un reportaje que publica "la Nueva España" a primeros de noviembre de 2012, se vuelve a recordar el origen asturiano del apellido Mier, que lleva una de las tatarabuelas de Alberto de Mónaco. A lo largo de los últimos