Entradas

Camporredondo de Alba

Imagen
En el Becerro de las Behetrías (S.XIV), al hablar de la Merindad de Saldaña y sus 194 lugares, se cita “Canpo Redondo” que era lugar de realengo, junto con “Valcouero, Otero, Alua de los Cardannos, Val Surbio, Cardano de Suso y Cardano de Yuso. Según la toponimia, nos encontramos en "El coto del Rey en los pastos del rio", de otra forma podemos decir que nos encontramos en un "coto redondo", terreno acotado por el rey que en ocasiones lo donaba a obispos, monasterios o magnates para que lo repoblasen y explotasen. Los investigadores hacen referencia a un Monasterio de 1196 dedicado a San Martín y recuerdan que no siempre fue villa de realengo, ya que en su tiempo perteneció, junto con todo su alfoz, a don Iñigo Fernández de Velasco, descendiente del Conde de Haro, Condestable de Castilla, Virrey de Granada, Señor de Camporredondo y Duque de Frías. En el Catálogo Monumental de la provincia de Palencia, se menciona la ejecutoria por la que el rey exime al vecin

Boedo de Castrejón a oscuras

Imagen
A veces, con demasiada frecuencia, imbuidos por la prisa que llevamos como bandera a todas partes, dejamos todo a medias. No sólo ya a nivel personal, donde, por supuesto, este defecto se acentúa y crece cada día, sino a nivel institucional, donde no coinciden los discursos con las obras. Cuando busco datos por la red y en las hemerotecas para la entrada de Boedo de Castrejón, me doy de bruces con otro Boedo, a oscuras, esta vez en un lugar con el mismo nombre al sur de Argentina. Es evidente que la globalización está de moda y, aunque no busco expresamente aquella historia, me meto en ella y asisto con la imaginación al cónclave de vecinos, gente tranquila, de saludo rápido, la mayoría jubilados, parapetados todos tras un conteiner de basura, cortando la avenida Independencia, haciendo ruido, para que, como bien expresa la protagonista, la administración despierte del glacial silencio y garantice "ese derecho mínimo en el siglo que vivimos: la electricidad." 

Poner profundos silencios

Imagen
De esta montaña nuestra, escribió Juan Carlos Mancebo hace unos años: "Quienes hemos saboreado del refugio de esta rinconada palentina, sabemos de caminos, que nos brindan veredas que se quedan atrás vestidas de crepúsculo vespertino, de alba, de lluvia, de lo que mande el cielo ... ". Y Carlos Urueña: "Estoy en Aguilar, entre el ensueño del Pisuerga que en rocas campea... ". "¡Tocar!, ¡tocar! ¡Poner profundos silencios!" -escribió mi amigo, el poeta y profesor Manolo Bores, que nació también en San Salvador de Cantamuda. Si fuera rio, sería Pisuerga tocando la montaña, inquieto navegante hacia la capital de los pintores, esperando paciente la luz crepuscular de Requejada, el paso hacia Salinas, después de haberle echado un pulso al tren, el de La Robla.   .../ Pero si no pudiera ser ni rio ni roca, seguro que sería témpano de silencio flotando sobre cualquiera de estos montes, entrando con el frío de la feria de agosto en los hogares, arrebatando el

Camesa de Valdivia

Imagen
Nos encontramos al noroeste de la provincia, en medio de una zona geológica de gran valor, con parajes tan inusuales como La Tuerces, Covalagua o la Cueva de los Franceses. El ferrocarril que supone un avance en las comunicaciones, divide esta pequeña localidad, de manera que la parte norte pertenece al pueblo de Aguilar y la parte sur al término municipal de Pomar de Valdivia. En el año 1473, el Papa Sixto IV encomienda al obispo de Burgos, Luis Acuña, la fundación de un Convento “en el lugar de Santa María de Camesa, con iglesia, campanario, claustro, huerta….” a petición de doña Catalina Enríquez. Siete años más tarde, el mismo Papa, a petición del Marqués de Aguilar, firma la bula que autoriza el traslado del Monasterio de Santa María de Camesa, a la villa de Aguilar. Según las notas de aquel tiempo se considera aquel "lugar desierto y húmedo", trasladándose entonces al convento fundado por Juan Manrique, Conde de Castañeda (1) y que hasta ese momento ocupaban los

Trámites de muerte en los pueblos de La Peña

Imagen
El laicismo imperante ha hecho de la muerte un rito más, sin apenas trámites, de los que se encargan en la mayor parte de los casos, los seguros contratados por la familia. El escritor de La Peña, Luis Manuel Mediavilla lo expresa bien en la revista de Folklore que edita la Fundación Joaquín Díaz. "Ahora se muere rápida y limpiamente, sin apenas más manifestaciones que los meros trámites burocráticos; hospitales, residencias, tanatorios y funerarias se encargan, primero, de separar y alejar al enfermo del entorno familiar y, luego, de maquillar al muerto y a la muerte, despojándoles de cuidados, ritos y crudezas familiares y sociales." El laicismo imperante ha hecho de la muerte un rito más, sin apenas trámites, de los que se encargan en la mayor parte de los casos, los seguros contratados por la familia. El escritor de La Peña, Luis Manuel Mediavilla lo expresa bien en la revista de Folklore que edita la Fundación Joaquín Díaz: "Ahora se muere rápida y limpiame