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El herrero de Villaoliva

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Gabriel García Márquez escribió que "la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos". Quienes con más o menos fortuna nos dedicamos a hurgar en el pasado, buscando acontecimientos y documentación que nos sitúe en la vida de los nuestros, nunca descartamos una lección o un suceso por nimio que parezca. Y es cierto que, aquellos relatos donde se evidencia la penuria y los limitados recursos de nuestros pequeños pueblos, muchos años después de acaecidos, sólo pueden mirarse con el corazón, sin que dejen de importarnos, parafraseando a Machado, otro de nuestros grandes autores que escribió: "ni el pasado ha muerto, ni está el mañana ni el ayer escrito". En 1861, que ya ha nevado desde entonces, el pueblo de Villaoliva de la Peña, reunido en Concejo, decide contratar como herrero a Pedro Monje, un vecino de Guardo curtido en el oficio, a quien, siempre que cumpla con las condiciones que allí se estipulen, recibirá a cambio "nuebe&qu

Un viaje sin alforjas

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La Seo/BirdLife, con sede en Madrid, fundada en 1954; Wwf, o fondo mundial para la naturaleza, fundada en 1961 y con sede en Suiza; la fundación conservacionista Oso Pardo, constituida en 1992 y Gedemol, que lucha por la conservación de la montaña oriental leonesa. Cuatro son las Asociaciones Ecologistas que han realizado propuestas para paliar la situación que viene deteriorando la vida de las comarcas situadas en el entorno de San Glorio. Y lo hacen ahora, después de tantos años de ostracismo. Ahora, cuando la sangría poblacional hace temer la desaparición de muchos de estos pueblos. Entre sus propuestas, un Centro de interpretación, un spa termo lúdico, el acondicionamiento de un humedal en la cola del embalse de Riaño y más de lo mismo: "uso del Parque Regional de Picos de Europa como instrumento de desarrollo sostenible". Lo único que garantizan es la "diversidad biológica del territorio", que incluye un acercamiento a lo que se ha hecho en Somi

Así habló Zaratustra

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Lo cierto es que después de muchos años de polémica no tenemos ninguna; ni aquellas ni otras nuevas que nos faciliten una salida clara, como la que parecía llegar de la embotelladora de aguas de "Lebanza". Se despeja uno de los interrogantes que nos quedaba siempre después de oír a unos y a otros sus apabullantes retrancas sobre los inconvenientes de una estación de esquí en San Glorio, un túnel en Casavegas que nos dejaba a pocos kilómetros de Potes o una estación de biomasa en Salinas de Pisuerga. Personalmente (no soy esquiador, ni constructor, ni traficante), apoyé durante mucho tiempo la primera; sugerí la segunda, dentro del grupo Fuente Cobre y desestimé la tercera, pero sin poner contra las cuerdas a nadie. Expuse mis razones y escuché las razones de los demás, contrarias o alejadas de las mías, pero sin descartar nada ni a nadie, porque, por buenas razones que uno tenga, no hay que echar en saco roto las buenas razones de los demás, cosa que no todo el mundo h

Agua de borrajas

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Pero la indiferencia no es hacia lo idílico del paisaje, que es lo primero que te da en la cara, sino hacia el forúnculo envenenado que se advierte dentro. A uno le pone en guardia la indiferencia que se palpa en torno a lo que sucede a nuestro alrededor. No me refiero a la indiferencia hacia los demás, que también, sino hacia los problemas que se suscitan en el resto de pueblos, en el mundo rural, y para la que, seguramente, mi amigo Fernando Martín Aduriz nos aportaría una respuesta ecuánime. Pero la indiferencia no es hacia lo idílico del paisaje, que es lo primero que te da en la cara, sino hacia el forúnculo envenenado que se advierte dentro. Hacia los asuntos tan manidos y preocupantes como la despoblación de la que hablamos todos, situándola en un plano distinto, como un tabú al que no llegamos por más soluciones que pinten quienes lo pergeñan desde lejos. Y me parece preocupante que no nos preocupe en absoluto nada de lo que se relaciona con el medio, excepto s

Carretera en proyecto permanente

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No voy a cambiar el discurso. No lo he cambiado nunca y menos a estas alturas de la vida. Hoy toca nuevamente carretera. El discurso recurrente de los otros, busca de forma premeditada y repetitiva votos y beneplácitos para los próximos comicios. El nuestro es un tic incesante que busca mejoras y resultados para 2000 personas que van y vienen por la montaña; alguno más que la utiliza de trampolín hacia Cantabria o como ruta del románico que pasa por estos últimos pueblos de Palencia. Y para Palencia en general que tiene aquí un inmenso balón de oxígeno que debe cuidar, quedando cada día menos gente dispuesta a regar este inmenso y desconocido jardín, permítanme esta licencia. El mensaje de los políticos, siempre llega cargado de promesas. Y no me vengan con milongas porque los candidatos ya saben de sobra, deben saberlo -ignorarlo no les exime de culpa- lo que necesita el pueblo. El pueblo necesita que se cumplan las promesas que hicieron, y donde ya juraron sobre la biblia qu

El simulacro

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Aunque el tiempo amaina considerablemente la sensación que nos dejó febrero, me niego a dejar pasar esta ocasión sin contestar a quienes la semana pasada hacían balance en Cervera de Pisuerga sobre el último temporal; desde luego, la mayor nevada de lo que va de siglo y una de las más grandes en muchos años, posiblemente, calculando el mes de incomunicación con Palencia que vivió Piedrasluengas, mayor que la que vivimos en San Salvador en 1981, una semana incomunicados, sin luz y sin teléfono en Pernía y quince días cerrados los pueblos de la Castillería. Será por lo del cambio climático, obedezca o no a ciertas normas que no entendemos de la meteorología, esta vez la nieve ha cubierto villas como Reinosa o Aguilar, convertidos estos puntos en centros de referencia para los medios de comunicación. A través de ellos y a través de quienes pululan por las redes sociales, que son un pulso en nuestro tiempo, aunque algunos se nieguen a admitirlo, hemos sido alertados de la dimensión

Golobareando

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En base a lo que se tiró en aquel lugar de la provincia, Enrique Martín, uno de los últimos presidentes de la Diputación de Palencia, hizo amago de llevar una solución al Golobar, un parador de invierno que la misma Institución, siendo presidente Angel Casas Carnicero, comenzó a construir allá por la década de los 70 del pasado siglo. Lo he contado aquí y lo he contado en otros sitios, no por vanagloriarme de contarlo, que vergüenza me da, sino porque lo sepa también la gente más joven y no se vuelva a cometer la torpeza de hacer castillos en el aire. Para que nos entendamos. El parador del Golobar fue en Palencia como el aeropuerto ahora en Castellón. Torpes mausoleos a la memoria de quien apostó por ello, sin que sepamos bien , en nuestro caso a qué se debió la paralización de las obras cuando se había hecho lo más costoso: una carretera mejor que muchas de las que ahora se utilizan, se había subido la luz y estaba en pie el edificio, que los desaprensivos y viandantes se d