Pobres y despoblados
Si es verdad que hemos vivido la primera década del nuevo siglo tirando de dinero a troche y moche. Una fiebre consumista de la que nos contagiamos todos. Dinero que entraba a manos llenas en los ayuntamientos, subvenciones sin límite para reindustrializar las depauperadas cuencas mineras y darle aire a un medio rural a punto de extinguirse. Nuestros vecinos leoneses, cuenta Marco Romero en un interesante artículo, recibieron 7000 millones de euros en planes de choque. Se llevó la luz a poblaciones remotas de La Cabrera y se despilfarró el dinero en obras faraónicas que no benefician a nadie, o se habilitaron ambulatorios -como ocurrió en muchos pueblos de nuestra montaña- que nunca llegaron a utilizarse. Ni se ponía remedio a la endemia rural, ni se les acercaba con mejores infraestructuras a puntos más poblados, que disponían de medios, aunque también con muchas limitaciones y engaños, como el ejemplo tan sonado del hospital que se prometía para Cervera de Pisuerga, cuando lo ún