El dolor de los nuestros
La vida es un instante. Uno mira hacia atrás y se revuelve contra la injusticia, contra la soledad, contra el tiempo. Uno mira hacia el tiempo y se emociona en medio de tantos protagonistas que ya no están, que han desaparecido, que se han marchado sin una queja, como esperando con la mayor naturalidad ese momento. No quisiera despertar el dolor en aquellos que hoy se sienten mencionados, porque cada cual tiene el suyo y no hay dolor como el de uno. Yo creo que después de tanto tiempo ya no duele, pues uno se acostumbra al vacío que dejaron, al principio imposible de llenar y, a medida que pasan los días y los meses, ese dolor se va transformando en memoria viva que nos acompañará siempre. Muy pronto se cumplirán dos años de la marcha repentina e inesperada de Raquel Cuevas. ¿Quién era Raquel? –me pregunta Wifredo. Raquel era el alma de la Venta Urbaneja. Describía como nadie los recuerdos. Allí vivió en primera línea el incesante trasiego de los pueblos que venían con s