¿Hablamos de la misma tierra?
No es la primera vez que alguien se refiere con un especial énfasis a mi lugar de residencia, como diciendo: “vive allá”, “no es de aquí”, “de aquí son los que están” o, lo que viene a ser lo mismo: “es de aquí pero como si no lo fuera”. Y lo que daña a la vista es ese especial interés en remarcarlo, como si aquellos que tuvieron que dejar la tierra por los motivos que fuera (que siempre han de ser motivos importantes), estuvieran condenados al desahucio; como si no tuvieran derecho a posicionarse en los asuntos que conciernen a su pueblo, donde vive su familia; a su tierra, a la que contra viento y marea ha defendido allá donde estuviera. Le recuerdo a él y a otros como él (tiene hijos jóvenes) que algún día no muy lejano puede verse en la misma tesitura y sólo entonces llegará a comprender la herida que se infiere cuando se habla tan a la ligera de los palentinos de la diáspora. No es la primera vez que él mismo hace alusión a marcharse de esa localidad donde vive y trabaja,