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Usos y Abusos

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En algo sí podía estar de acuerdo con todas las personas que, pertenecientes o no a grupos institucionalizados, defienden a ultranza la flora y la fauna de la tierra. Pero algunos ya han hablado y han dicho que las energías renovables están bien y no hacen daño. El mundo eólico que domina hoy el valle de Santullán comienza a trasladarse a otros lugares de la Montaña con el beneplácito de los ayuntamientos. Lo malo es que estas historias, como las de los desmontes, son una bola que nos sobrepasa y puede engullimos en un futuro. Si en una villa sólo se permite levantar X, o en una ciudad se acuerda dejar sin construir espacios para dedicarlos a recreo o zonas verdes, no se debieran superar tampoco en las zonas rurales ciertos límites en cuanto a instalación de molinos, tendidos eléctricos y desmonte. Es normal que los estudiosos estén en pie de guerra, porque el abuso crea ya malestar a quienes con mayor o menor vehemencia, sin acudir a guerras santas, amamos esta tierra.

Allá los montañeses

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Siempre se ven las cosas de otro modo, para qué vamos a discutir lo indiscutible. La montaña es lo mejor para pasar un fin de semana dando saltos, para llenar los pulmones de aire bendito, para dejar atrás el ajetreo incesante y pernicioso de las ciudades. Y qué bienestar produce asomarse desde la imaginación a la Montaña. Pero los montañeses no encuentran el mismo apoyo a la hora de desenvainar la espada contra los empresarios de las explotaciones a cielo abierto, por ejemplo. A quienes les sienta bien el aire, les importa tres pitos que las máquinas entren a saco y arrasen montes y terrenos a costa de lo que sea. Ya vendrá mayo y se aplacarán lo ánimos. Las cosas se ven de otra manera. Y poca gente se implica con entusiasmo en asuntos que sólo nos aportan coscorrones. La montaña cae bien, pero quienes viven en ella se matan en soledad para impedir atropellos y proyectos dudosos.

Dorar la píldora

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"Hay una lucidez deslumbrante, siniestra, sórdida en el dolor", explica el filósofo Rafael Argullol en su lucha contra un dolor físico irresistible. Nosotros no luchamos ahora contra ese tipo de dolor, el de tantos como se nos descubren a lo largo y ancho de la vida. Es posible que nos neguemos a ver la realidad, la que habla de la inexorable agonía de nuestros pueblos. Esa fórmula de los políticos que nos doran la píldora, ocultan datos para rebajar la inflacción, quitan importancia a las declaraciones vergonzosas de un individuo en torno a la pensión de las mujeres ..... Ha sido la misma fórmula que han utilizado los grupos que se disputan la Montaña: sublimar los proyectos y obras que no impiden la emigración. Nuestro dolor no tiene cura, por más dinero que se invierta en programas de desarrollo: A mí me lo advirtieron y me rebelé mucho, pero el tiempo hace justicia a la lucidez que demostraron quienes ya entonces se descubrieron en el dolor.- Imagen: Pumar59, en P

Galleta amarga

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Todos tienen razón, pero son pocos. Es verdad que han cerrado empresas en muchos lugares por voluntad o quiebra. Aquí se quiere cerrar Fontaneda -como han dicho- porque la presión humana no les hará ningún efecto a quienes adquirieron la fábrica para jugar con ella. Quienes ahora desprecian su valor (porque nada les costó levantarla) se quedan tan frescos notificando al empleado un destino nuevo lejos de los suyos, lejos de la tierra que aman. Cuarenta añós después, resurge aquel efecto que parecía episodio para las hemerotecas, reaparece el fantasma de la emigración, notablemente desfigurado, porque no va la gente voluntaria a buscar futuro, sino obligados por cuatro danzantes que han dado la puntilla al sueño de un hombre llevado a lo más alto. Y es que yo me pregunto: ¿pero hay pena más grande que la muerte definitiva de una tierra? Tarde nos vamos dando cuenta de lo que pintamos para el mundo .

Parques eólicos

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A quienes han defendido por activa y por pasiva los parques eólicos, se les viene encima un verdadero impacto. Porque, más allá de las bondades de la supuesta riqueza que generan, van a invadirlo todo a una velocidad de vértigo. Lo que no se mueve para las carreteras, o para los centros de salud, vuela para la instalación de aerogeneradores, entendiendo nosotros, los profanos, que a igual velocidad entrará el dinero que se sirvan pagar por ello a los ayuntamientos u organismos palentinos. Toda la provincia de Palencia tendrá en el futuro muchos parques, lo dijo Marcelo de Manuel, pero me temo que en el norte crecerán como hongos. ¿Hay aire más puro que el que se ha respirado siempre en nuestra montaña? ¿A quién beneficia esto de verdad? Y sobre todo, interesa saber si se pondrá un límite o si se invertirán adecuadamente en nuestra zona las riquezas que genere. De la seccion del autor para la prensa: "Impresiones". Imagen: Rosario Yukatán desde Valberzoso

El prao de las angas

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Ahora recordamos, con ciertas dosis de incredulidad, muchas de las costumbres que marcaron las pautas en el entorno montañés. Muchas historias se han ido recogiendo en los libros, otras se transmitieron de boca en boca y, algunas no han trascendido porque quienes las conocían no consideraron oportuno divulgarlas. Antes de la boda, los padres de la novia recibían la pedida del novio. Llegó a mis oídos por varias fuentes una curiosa historia. El novio pidió a los futuros suegros el prao que lindaba con el suyo. La primera vez no llegaron a un acuerdo. El novio le pedía calma a la novia: "Tú no te preocupes, que aunque tu padre no me ceda el prao de las angas, yo me casaré contigo". Y cuentan que se casaron y vivieron felices. La poetisa del lugar elaboró la copla que explicaba el asunto: Gracias al prao de las angas sino, no tenemos boda. Ese es el amor que tiene el señor novio a la novia.

No y No a los desmontes

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Uno de los mayores movimientos de protesta que se han generado en la montaña, ha partido de Guardo. En Peñota, en la comarca de Pernía, el espectáculo era impresionante. Impresionante es poco. Era alucinante. En Barruelo, hace unos años, el pueblo entero se echó a la calle para decir ¡basta!. Y es bueno que, al margen de nuestros compromisos políticos o profesionales, gritemos de vez en cuando para que nos oigan, para que nadie se tome a la ligera el desfalco de un monte, aludiendo al hecho de un material que viene bien al empresario siempre y que genera ocho o diez puestos de trabajo. Es la primera vez que pienso que una protesta sirve aquí para algo si se sigue cuidando, porque no se trata de un grito aislado, ni de una queja pasajera, ni de un grupo pequeño o concreto. Me consta que varias personas que conocen y que aman de verdad el lugar donde nacieron, se han implicado hasta la médula para detenerlo. Y están dispuestos a obtener resultados. A favor de ese movimiento estamos mu