Blandas promesas
Cuando Pablo Genovés y Javier Prieto llegaron en bicicleta al norte de Palencia, para poner sobre el tapete de la escuela a nuestra Tierra, no quise adentrarme en la lectura de su trabajo. Recordé las palabras de Tenesse Willians, famoso autor teatral, quien declaró en cierta ocasión a un periodista que no leía nada de teatro contemporáneo porque, una de dos, o eran obras malas y no valía la pena leerlas, o eran muy buenas y corría el riesgo de caer bajo su influencia. En un principio las archivé como hago con tantas historias que se escriben sobre el norte de la provincia, para recrearme posteriormente con su lectura y recorrer la montaña bajo el influjo de tantos y tantos como hablaron de ella, despreciando las premisas de aquel autor famoso. Cierto es que, al contrario, después de haberme mostrado abiertamente a su favor, conocedor del contorno en el que vi la luz primera, he sido ignorado en todos los proyectos que los organismos y entidades palentinas han llevado a cabo. “Lo