Carta europea
Llevo muchos años exponiendo historias, con un planteamiento firme de llevarlas tan lejos como sea posible. Que la montaña se pronuncie, que resuene, que se mueva en esa especie de boca a boca que tantos buenos paños rescató del pasado. Pero sucede que nunca es suficiente como prueba lo que se encuentra y lo que se cuenta, por más valor y enjundia que atesore. No se ponen de acuerdo gobernantes y expertos en el mejor modo de administrarlo, acudiendo de tiempo en tiempo a proyectos que se presentan como empujones para venderla al mundo. Es la conclusión que saco de esa apuesta reciente por la calidad que ahora se persigue de cara a obtener la carta europea de turismo sostenible. Y lo que sorprende es la contradicción en la que entran muchas de las personas que ahora se suman a la puesta en marcha de ese sistema de calidad. Quienes se oponen a San Glorio, vuelven la cara sorprendidos al ver entre los promotores de esta iniciativa a personas que han apoyado la esta