Digo que no, que muchas gracias
Evidentemente, las cosas van a pedir de boca. Desde que los responsables de este periódico me acogieron, han sido centenares de artículos los que han surcado el fax buscando el cuerpo del delito. Pero, ahora mismo, ya no hay páginas bastantes para tantos artículos como les envío, muchos quedan anticuados por la urgencia de dar entrada a otras noticias más calientes y yo me encuentro rodeado contestando las cartas y felicitaciones que a diario recibo. Me escriben personalidades importantes, influyentes, y ya la dirección de este diario ha estudiado en varias ocasiones la posibilidad de nombrarme director para que deje de una vez por todas de lamentarme tanto. Los buenos lectores saben que no me jacto de nada. Hablo con el Rey una vez al año, almuerzo varios dias con el presidente del Gobierno, meriendo en las laderas de Boecillo con Lucas los viernes por la tarde y no me doy un 'pijo' de importancia. Ellos quieren agasajarme para que no les meta en el ajo, me ofrecen