El herrero de Villaoliva

Gabriel García Márquez escribió que "la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos". Quienes con más o menos fortuna nos dedicamos a hurgar en el pasado, buscando acontecimientos y documentación que nos sitúe en la vida de los nuestros, nunca descartamos una lección o un suceso por nimio que parezca.

Y es cierto que, aquellos relatos donde se evidencia la penuria y los limitados recursos de nuestros pequeños pueblos, muchos años después de acaecidos, sólo pueden mirarse con el corazón, sin que dejen de importarnos, parafraseando a Machado, otro de nuestros grandes autores que escribió: "ni el pasado ha muerto, ni está el mañana ni el ayer escrito".



En 1861, que ya ha nevado desde entonces, el pueblo de Villaoliva de la Peña, reunido en Concejo, decide contratar como herrero a Pedro Monje, un vecino de Guardo curtido en el oficio, a quien, siempre que cumpla con las condiciones que allí se estipulen, recibirá a cambio "nuebe" cuartos de trigo.

Dos años más tarde, contratan a otro de Villanueva de Abajo y en las nuevas condiciones ya se habla de pagarle con cinco reales cada día y mantenido. "Que si alguno calza alguna reja se le avona una hazumbre de vino y media, de media calzadura y hadenmas una comida».

En 1879 contratan a un herrero de Aviñante de la Peña y en 1888, las vueltas que da la vida, entra en porfía de nuevo Pedro Monje con la cláusula añadida de especificar los objetos motivos del contrato: «…todo lo que pertenece al arrastre de labranza que son rejas, armellas, azadas, escabuches y picachas, llevando preferencia las rejas y se advierte que el mes de Mayo, Junio, Setiembre y Octubre no podrán arreglar más de dos rejas cada vecino hasta que se concluyan todas las que corresponde».

En los Concejos se licitaban los servicios de profesionales, al no dedicarse ningún vecino del pueblo a aquellos menesteres, atendiéndoles la persona contratada en los términos que se determinaban en la reunión, y en las fraguas o potros al efecto que, eso sí, poseía cada pueblo y donde se citan así mismo, castigos si se ausenta o mes de cobro y cantidad estipulada.

De la sección "La Madeja" para "Diario Palentino" y Globedia.
Imagen: Villaoliva de la Peña, por José Luis Estalayo

POST DESTACADO

El corazón con que vivo