La ruta de las tres vertientes hidrográficas

Las antiguas vías de comunicación (y V)
Miguel Vicente Basterra Adán


Denominamos así a la ruta que trascurría por las tres vertientes hidrográficas que, situadas cada una de ellas en comarcas distintas, convergen y coinciden en el denominado por esa razón pico Tres Mares: la vertiente mediterránea del Ebro en Campoo, la vertiente atlántica del Pisuerga, afluente del Duero, en Castillería y La Pernía, y la vertiente cantábrica del Nansa y el Deva en Polaciones y Liébana.
  • a) El trayecto originario
Cualquier viandante que partía de Campoo hacia los otros valles cantábricos de Liébana y Polaciones habría de atravesar por el collado de Somahoz o, como se dirá en la Carta Puebla de Brañosera, «per illa foce via qua discurrent Asturianos et Corneconos (=por aquella hoz por donde transitaban las gentes de asturias y de Cabuérniga)» [71], el mismo lugar en el que los romanos trazaron una calzada que enlazaba Portus Blendius (Suances, Cantabria) con Seguisamon (Sasamón, Burgos), cuya pavimentación aún se conserva [72]. una vez franqueado el collado de Somahoz, se abandonaba la calzada romana para descender por las actuales localidades de Salcedillo y Brañosera y, cruzando el río Rubagón, ascender de nuevo por el valle de Pamporquero. De hecho, en este tramo aún hoy se aprecia un camino empedrado  y/o excavado en la roca, cuyo trazado se puede seguir en sentido descendente desde las inmediaciones de estas localidades hasta el río Rubagón, y sobre el que se observan rodadas de una distancia entre ejes de 146 centímetros, medida que implica la presunta romanidad de los restos [73]. A su vez, ascendiendo de nuevo por el valle de Pampoquero, se puede apreciar un tramo del camino esculpido en grandes rocas que sobresalen en el terreno. Desde el collado de Pamporquero, faldeando el pico de Valdecebollas, se atravesaba el portillo situado entre el pico de Valdecebollas y la sierra de Corisa, para descender por el valle de Castillería pasado junto al actual despoblado de roblecedo. La existencia de esta localidad se circunscribió a la Edad Media, puesto que, al finalizar este tiempo histórico, muy probablemente también por descenso demográfico causado por la Peste negra[74], sus últimos vecinos se trasladaron a Celada, y fundieron los dos nombres de sus localidades en una única denominación: Celada de Roblecedo.

Esta desaparecida localidad se situaba, como su nombre hace suponer, junto a un robledal. El lugar en cuestión actualmente es denominado por los lugareños como Santa Cruz, coincidiendo así con la advocación titular de su parroquia [75]  Hoy sólo se aprecian apilamientos de roca, que corresponden a los restos de sus construcciones. aún existen entre los vecinos de Herreruela de Castillería testigos de la retirada de las últimas piedras de las paredes de piedra de la iglesia y el cementerio de Roblecedo.

Junto al despoblado de Roblecedo se halla la ermita de nuestra Señora del Monte. Es presumible que este templo hubiera sido en su origen una venta para el albergue y refugio de viandantes. desde Herreruela se proseguía hacia Celada de Roblecedo pasando delante de la ermita de San Roque, de la que también cabe sospechar que originalmente hubiese tenido esa misma función.

El cuestionamiento de que las actuales ermitas de nuestra Señora del Monte y de San Roque no hubiesen sido fundacionalmente edificios cultuales, sino ventas u hospitales para viandantes semejantes a las ya descritas, se basa en que: a) sus edificios no se atienen al patrón arquitectónico de las iglesias antiguas de esa zona, esto es, planta rectangular, con ábside semicircular y espadaña en el hastial; b) su tamaño es desproporcionadamente grande para estar sitas en descampado; y c) se erigieron en yermo y junto a vías de comunicación.

Si estos dos edificios hubieran sido primigeniamente venta u hospitales para viandantes, hubiesen sido los únicos albergues de este tipo erigidos en esta comarca dentro del territorio histórico de la diócesis de Palencia. Las demás ventas u hospitales mencionados en este estudio se hallaban en ámbito diocesano leonés [76]. Más aún, si hubiese sido así, serían los únicos antiguos albergues de transeúntes que permanecen erectos y con uso cultual. Desde Celada de roblecedo, pasando por su dehesa y franqueando por el collado de la Flecha y continuando por la falda sur de la peña del Pical, se llegaba a San Juan de Redondo. desde esta localidad, atravesando por el collado de la Grajera, esto es, entre la peña de Vismo y el pico Tres Mares, se accedía al puerto de Piedrasluenguas y, a continuación, al collado de la Cruz de Cabezuela. Desde este último se proseguía hacia Polaciones o bien se descendía a Liébana faldeando la ladera norte del valle del río Bullón.
  • b) Las encrucijadas
En el collado de Pamporquero surgía el principal de los ramales de la ruta de las Tres Vertientes que se dirigía a Cervera de Pisuerga atravesando por las localidades de Perapertú y Mudá, esto es, la histórica Mutave, y, por ende, por toda la comarca de la Braña. desde Cervera cabía la posibilidad de seguir por esta ramificación a fin de adentrarse en la meseta [77]. Así mismo, una vez franqueado el portillo de la Sierra de Corisa y adentrándose en la comarca de Castillería, surgían varios ramales que buscaban su encuentro con el Camino real del río Pisuerga a la altura de los hospitales o ventas, y, por tanto, se internaban en esta comarca montañosa formando parte de su entretejedura vial.

El primero de estos ramales partía desde la localidad de Herreruela y, siguiendo los cauces del arroyo de Herreruela y del río de Castillería, y pasando por las localidades de San Felices y Estalaya, se topaba con el Camino real a la altura de la venta de Santa Lucía. Desde Celada de Roblecedo partían también varias rutas en dirección a ese itinerario real. una de ellas llegaba a Verdeña y, desde allí, continuaba por el lugar denominado San Juan de los Vallejos, hasta acceder al Camino Real junto a la venta de Santa Ana. éste fue, como ya se dijo, el postrero itinerario de la anciana y última moradora de Carracedo [78]. Así mismo, se podía proseguir desde Celada de Roblecedo, por Valsemana, hasta la peña de Tremaya y, desde allí, alcanzar el Camino real en la venta de Santiago. Desde San Juan de Redondo se accedía, siguiendo el cauce del río Pisuerga, al Camino real junto a la venta de Santiago o Urbaneja. de este modo, cuando el paso por las hoces de Camasobres era intransitable [79], se constituía en ruta alternativa para acceder desde el Camino real al valle de Polaciones, pasando por la localidad de San Juan de Redondo, el collado de la Grajera y los puertos de Piedraslenguas y de la Cruz de Cabezuela.

Conclusión

Las vías de comunicación de los altos valles de los ríos Pisuerga y Carrión, dentro de la Montaña Palentina, estuvieron fuertemente determinadas por la orografía. Lo demuestra el hecho de que sus trazados se atuvieron mayormente a los valles fluviales de esos ríos y de sus fluentes y a los collados de las cordilleras.

Estas rutas desempeñaron en el inicio de la reconquista un papel determinante en la repoblación de aquella comarca, favoreciendo la llegada de gente proveniente de la Cornisa Cantábrica y, con ello, la constitución de los núcleos de población actualmente existentes y otros ya desaparecidos. a medida que avanzaba la Edad Media y todavía más en la Edad Moderna, aquellas rutas desempeñaron un papel clave en el trasiego de personas y en el intercambio comercial entre los valles cántabros de Liébana y Polaciones con la meseta castellana.

La agreste orografía y la extrema climatología invernal hicieron de aquellos caminos unos itinerarios sumamente peligrosos, hasta el punto de ocasionar con cierta frecuencia víctimas mortales. de aquí que la sensibilidad humana y la caridad cristiana llevasen a la fundación a finales de la Edad Media de la Cofradía de la Letanía de los doce Lugares de Pernía, así como la Cofradía de San Sebastián de Resoba y de Santibáñez de Resoba.

Estas fraternidades se responsabilizaron del cuidado de los caminos a su paso por las respectivas localidades y sus términos, y erigieron y gestionaron ventas u hospitales junto a esos tramos viales. ambas hermandades perduraron hasta que en la segunda mitad del siglo XVIII fueron abolidas por la autoridad eclesiástica, debido a su mala gestión administrativa, así como por el abandono de los fines caritativos a impulso del lucro comercial.

Los caminos antiguos aquí considerados carecieron, salvo en tramos concretos, de pavimentación alguna, siendo una serie de puentes medievales sobre los ríos Pisuerga y Carrión y sus respectivos afluentes las únicas construcciones dignas de consideración. Estas vías de comunicación fueron utilizadas por viandantes, comerciantes, militares y peregrinos que se dirigían a Santo Toribio de Liébana hasta la construcción de la red vial actual de carreteras del Estado en el año 1883.
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[71] Cf. Muñoz roMEro, T. o. c., p. 15.

[72] Cf. IGLESIaS GIL, J. M. - MuñIz CaSTro, J. a., o. c., pp. 137-141.

[73] Cf. Cisneros CunchiloS, M., Díez Castillo, a., López Noriega, P., «aportaciones arqueológicas sobre la cuenca del rubagón (Palencia)» en Actas del III Congreso de Historia de Palencia. I. Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua. Palencia 1995, pp. 404-405; en la p. 413 de este artículo aparece una imagen de este pavimento.

[74] Cf. nota nº 15.

[75] Lat.: 42° 56' 00" n Long.: 04° 23' 56" W (=zona donde se hallaba la iglesia y el cementerio). Para saber el nombre de la parroquia de Roblecedo, cf. San Martín Payo J., «La más antigua Estadística de la diócesis Palentina (a. 1345)»: PITTM, 7 (1951) p. 41. Esta localización coincide con el dato aportado por M. Barrio y Mier; el cual, refiriéndose al Valle de Castillería, afirmaba: «Varios pueblos encerraba / con San Felices en medio, / y allá en el norte Celada. / de otra parte roblecedo, / que sin gente se quedara, / y cerca de él Herreruela, / y más lejos Estalaya» (González LaMadrid, A., art. cit., p. 164). Existe otro testimonio documental en el que, refiriéndose a Herreruela, se dice: «en su jurisdicción se halla el despoblado de roblecedo antiguamente cabeza de partido» (Madoz, P., o. c. (Palencia), p. 111). Para conocer el proceso de variación de la toponimia de lugar, cf. nota nº 18. 

[76] Para precisar el ámbito territorial histórico de cada una de esas diócesis, basta cotejar las localidades pertenecientes a la diócesis palentina (cf. San MarTín PaYo, J., art. cit., pp. 41-43) y a la diócesis leonesa (cf. FErnándEz FLorES, J. a., o. c., pp. 473-487).

[77] Según L. Pérez Mier aquí confluía la ruta entre las ciudades romanas de Tamarica y Juliobriga, de gran valor estratégico para la dominación de aquella zona abrupta (cf. art. cit., p. 164). Se ha de notar al respecto que la etimología de la localidad de Perapertú, que toma nombre de la gran peña contigua [Petra (=roca) + Portus (=del puerto)], evidencia que ésta era una vía de comunicación en una época antigua, cuando aún el latín era lengua de uso.

[78] Cf. nota nº 43, apartado c.

[79] Cf. nota nº 27.

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