Tenemos un problema
Tenemos un problema que no se puede obviar con ferias y fiestas por mucha luz que arrojen. Nuestros junteros no pueden obviar así, año tras otro, el problema que salta a los ojos de todo el mundo que ha tenido la gentileza o la necesidad de circular por ella. Hace más de 20 años que espera una reforma. Casi treinta, lo que supone una vida de trabajo de mucha gente que confió en las vanas promesas de unos y de otros; un lugar que, a la par que te arrojan como reclamo turístico, por su cúmulo de historia, por su iglesia románica, por su naturaleza..., ignoran sistemáticamente, aclarando, eso sí, que ya lo saben, que está presupuestado, que tranquilos, que ya toca... Hace años que debatíamos en estas mismas páginas, la idoneidad de uno de los trazados propuestos, el que va desde el Alto del Vallegón, en línea recta, a través de Valsadornín y Rabanal de los Caballeros, hasta enlazar cerca de Ligüérzana. Pero entre la reticencia de unos alcaldes y la indiferencia de otr