Un pueblo en pie (I)



Paulo Coelho, recordaba en un artículo publicado hace unos años una leyenda en la que el protagonista se iba enfrentado a los males con una sonrisa. "No hay mal que por bien no venga". Algo parecido a lo que sucedió con "Fontaneda". Aguilar de Campoo, ahora mismo, es un vergel de galletas. Siro y Gullón han sabido darle la vuelta a aquella historia de decepción y miedo que nos trajo Nabisco.
Naturalmente, para quienes están implicados en la lucha, para quíenes viven en la misma villa y suponen lo que implicaría perder una empresa que nació aquí y que llegó tan lejos, no pueden acabarse los argumentos y las movilizaciones. Nunca. Es una especie de Moisés el pueblo ante el Faraón que no se ablanda. Pero crece la imagen cada día que pasa, se van sumando días por Aguilar a las portadas de éste y de otros diarios y revistas.

Yo no sé si nuestros antepasados fueron guerreros o bucólicos, pero sé que hoy no puede decirse de nadie que no esté preocupado por esta falacia de los americanos. Y hasta los más indecisos se van dando cuenta de que estamos a un paso de otro éxodo, a un paso de la depresión de una comarca, de un Parque natural que para nada sirve sin trabajo. Por eso mismo, nadie debe bajar la guardia.

Aguilar y con Aguilar todos los montañeses dispuestos a defender su vida y su futuro. Que lo sepan.


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