Por fuentes y valles



Es verdad que, en lo que pudiéramos denominar el aspecto físico, hemos sido dotados de una riqueza incalculable. A ello quiero referirme en las tres próximas entregas, ahondado así en las informaciones que sobre la zona se han ido generando. Porque la insistencia es la base del conocimiento, sobre todo, en nuestro caso: pueblos pequeños, pueblos lejanos, pueblos agonizando...

Sorprende, sobre todo, el caso de Los Llazos, donde una casa abierta se asoma a un valle inmenso. Es una especie de lucha contra todo, porque todo está en contra, porque todos están al otro lado, mientras van asistiendo al deterioro que hace mella sobre el entorno. Belleza, soledad, silencio y miedo. Miedo a pensar cuando llega la noche y sopla el viento y el invierno se mete por todos los resquicios.

Es el mismo invierno contra el que todos protestan en Madrid, pero tú también eres invierno para ellos, prisionero de una decisión firme, como era la de vivir tu vida aquí, en estas condiciones, a riesgo de no ser comprendido por nadie, ni por los pueblos vecinos, que miran hacia tu chimenea esperando una señal de rendición.

Preocupa por otro lado, aunque no se mencione en ningún sitio, la pérdida paulatina de población en localidades como Polentinos. Esto les lleva, inevitablemente, a perder su autonomía, como ocurrió con Lores o Los Redondos, como ocurrió en su momento con los pueblos de la Castillería, anexionados al Ayuntamiento de Cervera.

Yo entiendo las reticencias y los miedos de un pacto. Lo más justo hubiera sido una alianza entre todos ellos, incluido Vañes y Polentinos, porque hablamos de pueblos similares, muy próximos entre sí, con problemas idénticos, con gentes que saben ya de sobra lo que implica vivir con esas carencias en los asuntos básicos y a quienes sólo la unión y un compromiso firme de quien asuma su gobierno, puede, cuando menos, aliviarlos.

Se denota, asimismo, la ausencia de personas emprendedoras, de aquellos que al margen de su condición política, se han movido para hacer cosas en su pueblo, como es el caso de Angel Gómez. ¿Qué quieren los que aplauden su ausencia? El tiempo va minando la voluntad más férrea. El tiempo y la interpretación de su trabajo, al margen de las siglas políticas que defienda.

Imagen: Fuente deshondonada, por Froilán
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